Tuesday, May 24, 2011

Sobre ser humano

Durante el pasado mes de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, despertando polémica alrededor de las razones del por qué sí o no festejarlo. En Estrógeno3 quisimos mostrar el punto de vista masculino e invitamos a un buen amigo, Homero Velázquez, a escribir sobre ello.

Este post también es colaboración de otro buen amigo el cuál nos invita a reflexionar sobre la importancia de honrar al ser humano los 365 días del año y no a través de la mala práctica de conmemorarlo (con sus diversas etiquetas) 1 vez al año.


“Sobre ser humano”

Solo una reflexión sobre el ser humano y el obsoleto día de la mujer.

Te voy a contar.

Que leer un artículo en un blog me hizo reflexionar sobre una idea. Con gran valor Homero Velázquez hace en ese artículo una defensa valiente de la mujer, invitando a festejarle 365 días y no solo uno. Leerlo basta para alabar ese justo tributo.

Yo voy a caminar por ese terreno pero por otro camino.

Primer pregunta ¿Es tan heroico ser mujer o madre o padre o secretaria o indígena o periodista o maestro o bombero o cartero o soldado o estudiante o trabajador o niño o americano o inocente como para apartar un día completo ? Si, es heroico, aunque ser madre, secretaria, indígena o periodista no es lo que les da la grandeza. Hay algo más. Y no es precisamente la fiesta de ese día lo que engrandece a la gente.

¿Qué tienen todos esos festejados en común? Al menos dos cosas: son diferentes y son seres humanos. Y entiendo que todos los seres humanos piensan, y son capaces. Pueden entonces hacer cualquier cosa que se propongan. Cualquiera.

¿Qué debe hacer un ser humano? Nadie podrá responder esa pregunta sin entrar en temas filosóficos o teológicos. Para no entrar a ese terreno, recordé ese día con el artículo de Homero a Heinlein y prometí usarlo para hacer mi reflexión. Lo voy a citar, pues es mi punto de partida: “Un ser humano debe ser capaz de cambiar un pañal, planear una invasión, despiezar un cerdo, ensamblar una barca, diseñar un edificio, escribir un soneto, hacer un balance, levantar una pared, expresarse en otro idioma, remendar un hueso roto, confortar a un moribundo, obedecer a órdenes, cooperar, actuar en solitario, resolver ecuaciones, analizar un nuevo problema, esparcir estiércol, manejar un ordenador, cocinar una comida sabrosa, sufrir con entereza y luchar eficientemente. La especialización es para los insectos.“1

Me gusta, y me parece genial, nos invita a olvidar la rivalidad entre hombres y mujeres. Es necesario tratar de no ser insectos y portar la estafeta de ser humano con dignidad. Eso, eso si es un reto.

Entonces ¿No son las mujeres las que se especializan en la cocina y cosas domésticas, en las tareas de intelecto y algunas tareas dedicadas? No.

Y ¿No son los hombres los que se especializan en tareas políticas, ejecutivas y rudas? Tampoco.

Soy poco partidario de esos famosos días, de la madre, de la mujer, de la secretaria, etc., y coincido con Homero. El acotar el festejo a un día, implica olvidar el mismo motivo del festejo, los otros 364. Eso pasa con los grandes eventos y personajes del pasado, los recordamos solo un día al año en el que si tenemos conciencia reflexionamos solo para olvidar la reflexión al día siguiente.

Acaba de pasar el famoso día en que nos piden apagar luces una hora para ahorrar energía. ¿Increíble? ¿Loable? ¿Lleno de intenciones? ¿Genial? ¿Humanitario? NO.

El llamado “Earth hour” es el equivalente a la confesión católica: me arrepiento 10 minutos, pongo en paz mi conciencia, lavo la culpa que me tortura, Dios me sonríe y mañana sigo haciendo las mismas cagadas. En un tiempo razonable cuando me vuelva a comer la culpa, regresaré.

Si vamos a recordar a los héroes y aprender de las batallas del pasado, debe ser diario. Si vamos a ahorrar energía, sepamos que una hora al año es solo el .011 % del año. Si apagaste la luz esa hora, te burlaste de los mismos principios geniales que te motivaron a apagarla.

Sucede lo mismo cuando festejamos un día a una mujer o a un hombre o a un cartero o a un niño. Un día es tan solo el 0.27% del ese año. Que pobre concepto tenemos de honrar a quienes queremos y admiramos.

Por eso propongo simplemente olvidar el género y reconocernos solo como seres humanos. Tomar conciencia de que somos irrepetibles, que tenemos conciencia y que somos capaces de expresarnos . Que tenemos ideas, que las compartimos y que elegimos.

Comúnmente encontramos placer en la naturaleza y no resistimos la emoción al ver atardeceres, playas, estrellas, noches, ríos y paisajes. Sin embargo, yo he notado que las cosas que son resultado de acciones humanas nos dan mayor placer y generan mayores emociones. Yo veo ejemplos cotidianos en la música, el arte y los libros. También en la arquitectura, la ingeniería, la ciencia y la tecnología. Una simple conversación o la mera observación de una persona, puede producir mayor emoción que la noche mas estrellada. Ver la pintura de Van Gogh que lleva ese nombre, produce más emoción que la misma emoción que esa misma noche estrellada produjo a Vincent ese día.

¿Importa que Pablo Neruda y Alejandro Dumas sean hombres o que Simone de Beauvoir e Isabel Allende sean mujeres? ¿Nunca has disfrutado un cuadro de autor anónimo? La emoción es lo que cuenta y es lo que no envejece. Cuando lees las letras o contemplas la pintura, estás en realidad inmerso en un mundo que alguien hizo para ti, y no estás jamás pensando en el bigote o los aretes de ese alguien.

Entonces, lo importante es que somos humanos, y que con eso, vivimos 365 días. Cuando te des cuenta de eso, vas a olvidar esos días que solo enaltecen de manera ridícula a la mujer o al hombre el 0.27% del tiempo y vas a empezar a valorar al de al lado y al de enfrente.

Herman Melville nos emociona con su personaje Bartleby2, ese escribano que se niega a escribir un día. “Preferiría no hacerlo”, y se deja morir de hambre. Al final el abogado que cuenta la historia, (sin nombre), trata de explicar el comportamiento de Bartleby y en su tristeza exclama: ¡Oh Humanidad!

¡No debemos dejar a ningún Bartleby dejar de escribir! Es tu obligación encontrar a un Bartleby y cuando lo encuentres exclámale ¡Oh amig@! Y no le dejes morir.

Lamenta cuando ocurra la pérdida de un Ser Humano, y festeja cada día la existencia de tantos, pues es en el ser Ser Humano en donde se encuentra la grandeza y no en ser hombre o en ser mujer.

Piensa esto: La conexión entre la realidad de otros seres humanos y la tuya, no es mera coincidencia, y no trates de entenderla pues dejarás de disfrutar su efecto. Es en la esencia de esa conexión donde encontrarás la sensibilidad y no en los extremos.

Recuerda que en algunas partes del mundo es rudo ser mujer mientras que en otras ¡ser mujer se considera rudo!

Homero, tu madre es un gran Ser Humano, y como tal, le rindo tributo.

Made in Chinga

--- por Jorge González Báez @jorge_jgb

CITAS

1 Robert A. Heinlein. Tiempo para Amar, 1973

2 Herman Melville. Bartleby, el Escribiente, 1853

4 comments:

  1. Homero Velázquez said:

    De golpe, me vienen 3 palabras a la mente:
    Impecable. Excelso. Sublime.

    Siempre he celebrado el encuentro con palabras sabias e inteligentes (por cierto, cada día más difíciles de hallar). Y si además son de apabullante coherencia, es de aplaudir y enaltecer tan loable esfuerzo.

    Por eso, todos mis respetos, estimado Jorge.
    Grandes líneas. Extraordinarias ideas sustentadas en poderosos razonamientos que, más allá de coincidir con los vertidos por un servidor en este adorable espacio de Estrógeno3, son de una congruencia infinita.

    Que viva el reconocimiento permanente a nuestra divina humanidad.

    Gracias por tus palabras, Jorge.

    Saludos
    Homero Velázquez

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  2. Una reflexión maravillosa que nos recuerda que si bien somos polvo, sin duda es polvo de estrellas y que ese hecho nos eleva y nos confiere una dignidad y un valor que trasciende el género.
    Bien dicho editor...

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  3. ¡Grandioso! No podría estar más de acuerdo.

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