Thursday, May 19, 2011

20 años no son nada…

Y ahí estaba yo... dando vueltas en mi cama y preguntándome si en verdad había pasado o había imaginado todo por cenar de más, aunque sabía la respuesta y me aterraba. Yo, una mujer estable, casada con un tipazo, guapo, exitoso y amoroso cual más , siempre sensata y precavida en mi forma de actuar... Yooo había devuelto un beso apasionado (muy apasionado) a ese hombre con el que había salido algunas veces 20 años atrás. ¿Qué cómo pasó? hmmm es una larga historia que trataré de hacer corta.

Hace unos 22 años, en una fiesta de disfraces durante mi época universitaria, estaba yo, muy animada con mi faldita, tobilleras y colas de caballo al estilo vaselina 100% cuando de repente se oyó a alguien decir en voz alta "Sí, Andrea, ¡que desfile Andrea!" ante lo cual volteé para ver quién era ese hombrecito a quien jamás había visto. Me sonrió desde lejos con esa sonrisa encantadora -que hasta el día de hoy conserva- y eso fue todo... hasta el momento en que me dirigí a la puerta y de repente oí nuevamente su voz que me decía " Adiós Andrea, soy Pepe X, a ver si un día cenamos"... cosa, que sobra decir... jamás sucedió.

Pasó algún tiempo, como 2 años, había acabado la universidad y trabajaba en Polanco en un prestigiado hotel. Viviendo en Satélite me lanzaba al periférico todos los días a las 8:30 de la mañana para escabullirme habilmente entre los autos y lograr llegar a tiempo a la oficina. Ese día en particular había un tráfico desquiciante y en una atrevida maniobra para cambiar de carril me le cerré intempestivamente al pobre cristiano que venía al lado sin ver ni quién era. Una vez que estuve delante de él miré por el espejo retrovisor y oh sorpresa... la sonrisa de Pepe X estaba en esa cara y movía la cabeza como diciendo "Se puede, pero no se vale..."

Yo me tapé la cara en un ademán de "Sorry bro, but a woman's gotta do what she has to do". Entonces, de repente lo vi en el carril de junto con el vidrio abajo y tras unos wayfarer de "Risky business" y oí su voz lejana decir ----- ¿Cómo te llamas?, ¿Dame tu teléfono?

Lo cual hice como mejor pude antes de verlo despedirse con la mano y perderse entre los autos dándome cuenta perfectamente de que él no tenía el más mínimo recuerdo de quién era yo.

Llamó esa misma tarde a mi casa y cuando llegué mi mamá me dijo:

---Recibí una llamada extraña, buscaban a una Andrea, pero no eras tú.

Yo me la quedé viendo con cara de What????

----Mamá ¿por qué dices que no era yo? ¿Cómo sabes?

----Porque dijeron una Andrea de lentes, y tú ¡nunca has usado lentes!

Fuuuuuuckkkkk! Maldije el momento en que pensé que los lentes eran un elemento glamoroso que me hacia ver intelectual e interesante y más aún maldije el día en que me había comprado mis "pretenders" para lograr este look... adiós para siempre a mi cita con el hombre de la voz sexy y la encantadora sonrisa...

Pero la vida, como siempre digo, nunca deja de sorprenderme y ahí no acabó la historia..

Pasaron algunos días y no me volví a acordar del asunto hasta que una mañana iba yo camino a la oficina y de repente lo vi... Salía de una casa en su golf gris acero y entonces supe dónde vivía...

A partir de ese momento mi mente de sólo repetía "piensa... piensa... piensa ¿qué puedes hacer?" y qué creen que hice... pues claro lo que más me gusta hacer… le escribí. Le conté de la fiesta y el asunto de los lentes falsos y después me armé de valor - que saqué de no sé donde- y una tarde me paré frente a su casa y más rápidamente de lo que Flash Gordon lo hubiera hecho bajé del coche, la eché en el buzón y me fui corriendo... Aún después de tantos años me río al acordarme de la escena. Yoooo que siempre he guardado la cordura... yo dejando cartas a escondidas, pero pensé que si las cosas habían pasado así sería por algo, y además ¿qué podía perder?

Un día después de que dejé la carta pasó lo que tenía que pasar... el hombre llamó a mi casa y cuando mi mamá me dijo te habla Pepe X casi me caigo del temblor de rodillas -¿Y ahora qué?" pensé... tomé el teléfono y contesté no sé ni con que voz, pero antes de que me diera cuenta nos enfrascamos en una amena conversación y al día siguiente por supuesto me invitó a comer.

Salimos algunas veces y nos divertíamos pero nunca hubo nada, creo que ni la mano nos dimos jamás y en el inter yo conocí al que hoy es mi marido.

¿Qué pasó después? pasó la vida …muchos años y entonces un día de esos en que la magia se libera tuvimos uno de esos reencuentros que no se planean pero la vida te regala y recordamos, hablamos y nos reímos con esa complicidad en la mirada que nos hace saber que 20 años no son nada pero al final del día… son todo.

Y por supuesto me besó.

Cerré mi mandala…

--- por Andrea Santamarina (sin cuenta de Twitter)

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