Ahora en Ciudad Juárez no es extraño ver en una misma mesa, esbozando planes de reconstrucción, a jóvenes radicales de ultraizquierda al lado de empresarios conservadores, igual que a médicos, campesinos, defensores de los derechos humanos, monjas, feministas, universitarios, colectivos de artistas y familiares de víctimas. Marcela Turati, Proceso, 22 mayo 2011.
La mirada 360 grados es aquella que abarca de izquierda a derecha, de arriba a abajo y de atrás para adelante.
Es la mirada periférica, la visión del águila real.
Es el punto de sincronía, o de cruz, como le llaman los Mayas. Es cuando aceptas el todo, sin regatearle nada. Es trascender las posturas radicales que nos dividen y los prejuicios morales que ensucian de culpas y arrepentimientos la mirada. Es unir todo el espectro de la película de la vida: espejo humeante.
El espejo tiene dos lados: separados son medias verdades, unidos complementan la verdad.
Todos los prejuicios son conservadores. Son como basuras energéticas que empañan la mirada, y no nos permiten ver la realidad tal y como es. Es una mirada parcial y mal intencionada.
Piensa mal y acertarás: la frase guillotina.
Es como ver la película de la vida en blanco y negro: ¿Acaso todos los empresarios son explotadores al servicio del imperio y todos los luchadores sociales son violentos y rijosos? ¿O todos los de derecha son mochos y los de izquierda dogmáticos? La respuesta, en la mayoría de los casos, definitivamente es no.
Todo lo que uno juzga por fuera es aquello, propio, que no se reconoce por dentro.
Seguir creyendo en la superioridad moral de una postura política, religiosa, cultural o espiritual, sobre otra, es igual de arcaico a pensar que el hombre es superior a la mujer.
O que los indígenas en verdad son ignorantes. O que hay gente bien y gente con mala suerte. O que los políticos son la salvación. O que otros tienen la culpa de todo.
Cualquier visión extrema está negando parte de su propia realidad.
Es como jugar el partido en una sola parte de la cancha. Es olvidar que las fichas de ajedrez duermen juntas, blancas y negras, en la misma caja. O que todos somos células dentro del mismo cuerpo colectivo.
Cuando dejas de juzgar la realidad entras en la dimensión del ahora.
Abrir los brazos, en lugar de cerrar los puños, nos permite abrazar la libertad de la vida. Los prejuicios son los que nos encarcelan.
Nuestros ancestros creen que en México, aquí y ahora, es donde y cuando la serpiente de la dualidad se transforma en la unidad del águila. Y eso sucede cuando una masa crítica logra cambiar la mirada, derribando la pared de prejuicios que nos separa, y entonces todo el colectivo se transforma en un gran abrazo de luz.
La mirada 360 grados es la visión del águila real: Todos somos Uno.
--- por Santiago Pando @SantiagoPando
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