La guerra contra las drogas ha fracasado con consecuencias devastadoras para personas y sociedades de todo el mundo. Comisión global de políticas de drogas.
Estamos viviendo un momento de alumbramiento colectivo.
Un cambio de paradigma: soltar la batalla milenaria de los buenos contra los malos para unirnos al despertar de la conciencia del todos somos uno.
La evolución marcha sobre ruedas.
Una caravana de paz recorre parte del país. La caravana del consuelo le han llamado.
Un movimiento, de contracciones cada vez más frecuentes y profundas, que surge del dolor. Estamos hablando de un parto de luz pública. El nacimiento de una nueva conciencia colectiva: la unidad.
Nacer duele. Hay que soltar las amarras del pasado para poder abrir las alas del presente.
Y mientras la caravana rueda por los caminos hacia el norte del país, miles y miles de ciudadanos libres, sin partido, llenan de amor las plazas públicas de todo México. Un águila real blanca desplegando sus alas de libertad por todos los rincones de la nación.
Tomar la plaza pública, como se hizo en España, es ayudar al parto colectivo de luz.
Es recordar lo que es ser ciudadano. Es honrar a los ancestros y bendecir a nuestros hijos. Es escuchar el llamado del Gran Espíritu que hace sonar el caracol en todas las direcciones.
Es la unión del cielo y la tierra. Abrazo del pasado con el futuro. Y puente entre la izquierda y la derecha.
Parto que se comparte entre abrazos, besos, lágrimas y sonrisas. Parto que duele y conmueve. Parto que alumbra con fuego el corazón de una nación. La verdad ciudadana transmutada en luz pública y conciencia global.
México como faro de luz del planeta.
Y un pensamiento de unidad baña de luz las naciones hermanas de Latinoamérica. El contagio es exponencial. Por arriba de las montañas sagradas vuelan juntos, como la profecía indica, el águila y el cóndor.
Es la unión de los dos hemisferios, el fin de las fronteras que nos separan.
La razón oficial es una cosa, la verdad histórica es otra. Una responde a intereses políticos, la otra al latido de los ciudadanos. Entre más se justifica la razón institucional, más gana poder la verdad callejera, el latir colectivo. Mientras las instituciones se pudren por dentro, una verdad superior renace: es la unidad ciudadana.
Nacer, dar a luz al final del túnel oscuro, es un acto de fe.
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