Monday, November 8, 2010

Las enseñanzas del tío Gus

No sé ustedes. Yo llevo muchos años… muchos… tratando de comprender la mentalidad masculina, y nada más no le atino. Tengo padre, hijo, perro, patrón, asistentes, colaboradores, amigos heterosexuales, amigos homosexuales… Y el mundo de la testosterona me sigue pareciendo un misterio. Después de cada fracaso amoroso suelo pedirle a algún hombre en alguna de las categorías anteriores que me explique donde metí la pata, cómo debo comportarme, qué hago, qué dejo de hacer, pero las respuestas suelen ser:

Del amigo gay: "no eres tú es él."

Del amigo buga: "si somos de lo más simples…"

Del patrón: "a los hombres no les gustan las mujeres fuertes, independientes, inteligentes, agresivas, liberadas, liberales, libertinas… Claro que no a mi…"

Del exnovio: "mi chava sale de México esta semana. Mejor nos tomamos un trago y ahí lo platicamos."

De mi padre: "es que los hombres mijita, somos unos pendejos."


Ninguna de las respuestas anteriores me ha servido para comprender la psicología masculina, mucho menos para saber qué hago y qué dejo de hacer con Ellos. Los Ellos pueden ser terribles, machines o pendejos, como ellos mismos se describen, pero Yo los encuentro encantadores y fascinantes. Mi problema, claro, es fascinarles a ellos también. ¿Han leído esos libros de las mujeres que huyen con los lobos, y los de Marte y las de Venus, y porque los hombres aman a las cabronas? Yo no. Los he visto en Samborn’s, pero me dan tanto miedo como poner un anuncio en match punto com y asumir mis fracasos amorosos.

Por suerte, para mi ventaja y mi sabiduría, recientemente conocí al Tío Gus. El Tío Gus es buga (heterosexual), casadísimo, con hijos, cuarenta y cinco años de experiencia en el tema y sin pelos en la lengua. El Tío Gus, dispuesto a compartir los secretos de su logia, me dio una sorprendente perspectiva de la psicología masculina sin afán de decirme lo que creía que yo quería escuchar. Por primera vez me habló derecho de las pendejadas que yo hago (y que a veces, hacemos todas.)

Decido compartir las enseñanzas del Tío Gus porque me parecieron de gran utilidad, de GRAN utilidad. Y si han estado preguntando (y preguntándose) al igual que yo ¿qué pasa? sin recibir una respuesta satisfactoria, tal vez este manual de la conducta masculina les sirva de algo.


LECCIÓN 1

Para poner las cosas en contexto, su servidora, Juanita Montalbán, 40 años, hijo en la primaria, con trabajo, carrera y todo eso que las mujeres contemporáneas creemos que debemos ser, acababa de terminar con su novio. Segundo intento con un tío de 55, muy serio, muy conservador, de trabajo estable, casa estable e, increíblemente, cuenta de banco estable. El caballero en cuestión, a quien denominaremos el Panista, en el interín entre yo y yo, estuvo un par de años con una chica 25 años menor que él. Y lo mandaron al carajo, entre otras razones, porque la muchachita en cuestión no quería lidiar con sus hijos cinco años menores que ella.

El reencuentro entre nosotros se dio porque el Panista necesitaba un hombro de vieja sobre el cual llorar después de que lo mandaron a la mierda. Me pidió el mío, y se lo presté con toda la intención que también me pidiera el resto del cuerpo y, con el tiempo, mi amor y devoción. El cuerpo de hecho sí me lo pidió. Pero en cuanto acabó de llorar, a la vieja se le salió lo vieja y el Panista, que fue abandonado cruelmente por la chica de 30, siguió buscando otros culitos de 30 para pedirles hombro, cuerpo y devoción.

Desesperada, con lágrimas en los ojos y dos tequilas en el cuerpo, acudí al Tío Gus en busca de algún consuelo:

- No entiendo - y el tío Gus me responde:

- ¿Qué no entiendes?

- Qué chingaos tiene que estar haciendo con una escuincla…

- Si yo me separara de mi mujer Juana, lo cual no está en mis planes, también me pondría a buscar a alguien de 30.

- No jodas, Gus.

- ¿Pero que estás loca? Tienen la piel más firme que tú, y no les cuelgan los brazos.

- Oye, a mí no me cuelgan los brazos, y uso un brasier que me amarra bien las tetas (que después de amamantar están listas para darles la temperatura del piso.)

- Sí, ya me había dado cuenta.

- Que malo eres… Lo van a volver a mandar por un tubo otra vez, con todo e hijos.

- Tal vez, negra. Pero tú no te puedes enganchar ahí…

- ¿Ahí en donde? ¿En su andropausia?

- Mira, Juana, para que un tío esté contigo, tiene que verte a través del velo de la subjetividad, ese que hace que te quieran a ti, sólo a ti y a nadie más que a ti. A pesar de las tetas caídas y de los brazos tintineantes…

- ¡Que a mi no me cuelgan los brazos, carajo!…

- Pues cuídalos, que así sigan. Inviertes en Victoria´s Secrets, que igual ayuda, y además te dedicas a comer lechuga con zanahorias cocidas veinticuatro horas al día. Pero sobretodo, bajo ningún motivo sales a la calle sin maquillaje, ni jeans apretados, ni tacones. Olvídate de los pants y de los tenis y de la ropa cómoda.

- Mijo entra a la escuela a las siete.

- Pues igual te emperifollas a las siete aunque te dé flojera. Pero sobretodo, mi querida Juana, no te atrevas a salir de tu casa sin una sonrisa en la boca. Así se te venga el mundo encima, de tu casa sales con los jeans apretados, un par de tacones, los labios pintados y una sonrisa en la boca.


LECCION 2

- Tío Gus, llamó el Panista…

- Y…

- Nada… Llama, me pregunta cómo estoy, cómo está mijo, cómo va el trabajo, cómo están mis padres, cómo está mi perro, si fui al súper y si fui al gimnasio. Le contesto, le pregunto lo mismo, me responde, me espero a que me diga por qué llama, y nada.

- Ah…

- ¿Para qué llama?

- ¡Olvídalo!

- Pero es que me habla cada ocho días… Todos los sábados, a las dos para ser exactos.

- ¡Olvídalo!

- Cuando yo llamo a alguien, es por algo o para algo. Para vernos, para pedirle un favor, para contarle un chisme… ¿Él para qué llama?

- ¡Qué lo olvides, te digo! Llama, para no quedarse con hambre… Mira, Juanita, los hombres somos cazadores. Siempre hemos sido cazadores, desde los Neandertales. Estamos diseñados para cazar… Pero sólo tenemos cinco balas en el rifle, y como es fácil fallarle a una codorniz, no dejas que se vaya la gallina. Por ahí la guardas, y te guardas dos balas. Tu Panista prefiere comer codorniz, pero por si le fallan las balas, no suelta a la gallina.

No me gustó que me compararan con una gallina, pero me quedé pensando cuantas balas podría cargar en su fusil un andropáusico. En teoría no muchas, pero debía reconocer que el panista venía bien equipado.

- Entonces, si lo que quiere es tenerme agarrada de los huevos, mejor no le contesto…

- No. Le contestas. Pero cuelgas. Le respondes muy bonito, muy civilizada, y también muy civilizada lo mandas a la mierda. Le dices que estás esperando otra llamada o que tienes que ir por tu hijo… A ver, ¿quién terminó la llamada?

- Yo, de hecho me estaba esperando mijo…

- Eso no importa… ¿qué a ti no te enseñaron nada sobre los hombres?

- Es que lo que me dice suena como al estereotipo que…

- Neta que quieres cazar mariposas con una pala. Y para cazar mariposas se necesita una red, no una pala. La pala la agitas y les rompes el crisma. La red la tiras y no sabes si atrapas algo, pero algo atrapas. Así que, mi querida Juanita, ponte a tejer la red.


--- Colaboración especial de Juanita Montalbán. juanitamontalban@hotmail.com

5 comments:

  1. ¡¡¡Me encantaron los tips del tío Gus!!! Y aunque tengo pareja, no está de más estar consciente de lo que se debe y no se debe hacer. Quiero tener una relación de muchos y muchos años con muchos y muchos apapachos así que haré caso de los consejos del tío Gus y ¡no saldré a la calle sin jeans, tacones y una sonrisa en la boca!
    Gracias Juanita por compartir tanta sabiduría.

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  2. Juanita, con una gallina se puede hacer muy buen caldo, pero no cualquier cabrón se merece que le pongamos la mesa y le demos su platito y su cuchara. Dejemos que el panista se deleite con su codorniz mientras pueda, pero cuando quiera gallina, que la vaya a buscar a otro corral. He dicho.

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  3. Ya me lo habían dicho!!

    El hombre es cazador por naturaleza. Si quieres cazarlo debes dejarlo creer que es él el cazador!!

    Y estoy de acuerdo con Martha, que éste cazador se vaya a buscar a otro corral porque si le gustan las codornices, la gallina le quedará muuuuuyyyyy grande!!

    Yo también he dicho!!

    Seguiré en la búsqueda del hombre que me vea a través del velo de la subjetividad!! ;) Espero encontrarlo pronto porque si no me verá a través del velo de mis múltiples arrugas!! jaja

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  4. Long Live to Tío Gus!!!

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