Monday, March 21, 2011

¿SEXO DÉBIL? O cómo reconocer que ellas tienen más ovarios que nosotros huevos.

En Estrógeno 3 hemos dicho muchas veces que somos fans de la testosterona y celebramos tanto nuestras coincidencias como nuestras diferencias. Hemos tenido la suerte de encontrarnos en el camino con representantes masculinos que son tan amantes de las mujeres como nosotros lo somos de los hombres. Uno de ellos es nuestro querido, querido amigo Homero Velásquez, fiel seguidor de nuestro blog, porrista sin sueldo e incansable fan de las mujeres. A pesar de la amistad que nos une, no conocíamos su historia, el increíble ejemplo que le dio su madre y las razones por las cuales él sostiene que estamos muy lejos de ser “el sexo débil”.

Agradecemos mucho su generosidad para contarnos esa historia y la belleza de las palabras que nos dedica.

Homero, eres una refrescante dosis de testosterona en medio de tanto estrógeno.


¿SEXO DÉBIL? O cómo reconocer que ellas tienen más ovarios que nosotros huevos.

La molestia y rechazo de muchos a la reciente “celebración” del Día Internacional de la Mujer se hizo más que evidente entre hombres y mujeres por igual, sobre todo, en las redes sociales.

El argumento es en sí mismo una paradoja poderosa: Al tratar de darle un lugar preponderante, un espacio particular como pretexto deferente, una importancia singular, una atención especial a la Mujer… se confirma por antonomasia, de manera simultánea, que la equidad de género sigue siendo una falacia, todavía distante de conquistar en las mentes de una sociedad que, aún con características matriarcales, se niega a dejar atrás la cultura machista con la que crecieron nuestros padres y con la que nos educaron a la generación hoy parricida, al menos en intento, de los estorbosos legados que aún marcan la separación de géneros.

Por fortuna, generación tras generación, se han ido erradicando los oscuros velos que mantenían a la mujer en el falso perfil de inutilidad, como una invisible y anacrónica “burka”. No obstante, los países occidentales hacen que se noten cada vez menos estas manifestaciones de inseguridad machista. Pocos son los que saben o incluso recuerdan que también hay un Día Internacional del Hombre. Y eso mismo nos confirma que nadie cree necesitarlo, a diferencia del Día de las Maravillosas Féminas del que todos hacemos alharaca.

Tendríamos que empezar por hacer de los 365 días del año los Días de nuestras mujeres. Cuando logremos -de forma normal y cotidiana- respetar y venerar a nuestras hijas, hermanas, esposas, madres… primas, amigas, amantes, concubinas, compañeras de trabajo, vecinas, conocidas y extrañas que se cruzan en la calle y en nuestras vidas, habremos conquistado una frontera que, tristemente, todavía está hoy llena de filosas púas.

Yo creo estar haciendo mi parte. ¿Cómo no adorarlas? Si ellas son la fuente de la vida. Ellas son el corazón del placer. Son nuestro motor para crecer… nuestra razón para enloquecer de amor y de pasión.

Yo crecí en un hogar donde una mujer, solita, nos sacó adelante a 4 hijos. Donde una mujer, sin ayuda, nos enseñó a proteger a nuestra única hermana... nos mostró con su rudeza que para decir "te amo" no teníamos que abrir la boca. Ella era una sencilla Maestra de Primaria, egresada de la Normal Superior. Y tenía un modestísimo sueldo, por usar un amable eufemismo. Ella hacía magia para estirar los raquíticos recursos. La hacía de madre, padre, amiga... guía, consejera y, muchas veces, de confidente.

Una noche, ya en la madrugada, recuerdo caminar semi dormido rumbo al baño, cuando un sollozo me hizo verla entre las sombras… sentada en una silla, con la cabeza entre sus rodillas y sus manos cubriendo el rostro. Yo era un chiquillo de 7 años. Y con la estupidez que usualmente acompaña la inocencia infantil, le creí entonces con absoluta convicción, que la razón de su llanto era un machucón en el dedo. No pasé mucho tiempo en descubrir que ella, simplemente, ya no podía más. Trabajar doble turno para apenas alcanzar a salir con los gastos, se había vuelto incluso insuficiente. Seguía agregar al matutino y vespertino, las clases en una escuela nocturna.

A partir de ese evento, Raquel Pineda se cuidó conscientemente de no volver a llorar frente a mi o a mis hermanos, ni siquiera en horas inhábiles. Estoica, firme y determinada, siguió adelante multiplicándose como lavandera, educadora, costurera, cocinera, asesora cultural y guía de vida.

El asunto es que mi madre no es sino sólo un ejemplo particular de los millones de mujeres que se han aventado la misma faena heróica, en otro tanto de millones de hogares en México y latinoamérica.

Por eso es que las Mujeres son las heroínas de este cuento.

Por eso… la pregunta es ¿cómo no admirarlas? Si por donde se les vea son una chulada.

Cómo no respetar a quien me ha dado lo mejor de mi vida: mis hijos.

¿Sexo débil? Qué risa me genera ese calificativo tan elementalmente ciego. Ellas tienen más ovarios que muchos de los que presumen tener huevos.

Para rendirles tributo, he aquí un homenaje público que, por escrito, pretende dejar huella permanente en honor a todas las MUJERES a quienes deberíamos venerar todos los días. Y no se trata sólo de compartir este intento de poema, sino de darnos cuenta que ellas mismas son el poema perfecto.


Débil Sexo

Autor © Homero Velázquez Pineda

Extraído del Libro de Poemas “Estados de Ánima”.


¿Valientes?

Valientes ellas...

¿Quién fue el idiota

que las bautizó de

“El Sexo Débil”..?


El futuro es a ellas

como el presente a nosotros.

Las enloquece el mañana...

nos enamora el hoy.

Ven el resultado en su mente...

fantasía de convertirlo en hoy.


La evolución las conquista...

a todo le buscan reparación.

Aterrados del cambio,

la tranquilidad de lo estable

apacibles preferimos.


Convencidas de sus sueños,

no aceptan realidad alguna...

y en valiente desafío a Dios,

rebeldes cuestionan su creación.



Todas afirman

que somos todos iguales,

ello es clara muestra

de nuestra falta de premeditación.


Una interminable lista

es su firme prueba

de que con nosotros...

Dios les falló.


Rebeldes admirables...

inconformes perpetuas.


¡Me encantan esos zapatos!

Pero con la hebilla de éstos...

y en el color de aquéllos.

ya luego los pinto.


Qué afán tan decidido

de querer modificarlo todo.


La Mona está bien.

pero la siento muy Lisa...

preferiría otra sonrisa.

Qué va a saber Leonardo...

si el pobre insulso

solamente era hombre.


Les cautiva su sueño...

y precisamente a su gusto.

Mejor un bloque de marmol

que la escultura ya hecha...

cincelarán luego a su antojo.


“A él... lo acepto tal cual es.

Al fin luego hago que cambie.”

“Así como está me la llevo...

sólo cámbiele el tapiz.”


“Me urge agrandarme los senos.”

“Yo me los quiero achicar.”

“Me veo mejor de morena.”

“De rubia me voy a pintar.”

“Tengo que subir de peso.”

“Ya sé cómo enflacar.”


Las más severas jueces...

de sí mismas exigentes críticas.

Si ni ellas llenan sus requisitos... ¡olvídenlo!

nosotros jamás podremos.


Su mayor conflicto:

todo lo que no pueden cambiar.

Envidiable fuerza con que se enfrentan a ello.


¿Quién de nosotros podría,

por dar sólo un ejemplo,

con todos los pagos mensuales

que Dios les cobra con sangre?


¿Quién es el macho

que se dice el fuerte...

y aguanta el dolor de un parto?


Inimaginable dolor

por desconocido.

Envidiable experiencia

de generar en su interior la vida.


¿Valientes?

Valientes ellas...

¿Fuertes?

Fuertes ellas...


¿Quién habrá sido el idiota

que las quiso etiquetar de Sexo Débil?


Ya quisiéramos todos

los del Sexo Fuerte,

tan sólo por un día,

la mitad de la fuerza

de su débil sexo.


© Homero Velázquez Pineda.

7 comments:

  1. No tengo palabras para describir lo que acabo de leer. Sólo de mi boca pudo salir un ¡wow!

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  2. Homero una vez más me sorprendes y me deja tu relato una gran nostalgia al leerte me vi reflejada en mi niñez de tener una madre como la tuya.
    Eso creo yo, que nos hizo crecer como personas y ser las personas que somos hoy.
    Felicidades!!!! Primero a tu madre y después a ti por este bello Relato.

    Atte: Montserrat Trejo.

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  3. Homero Velázquez said:

    Muchas gracias, Isacielo.
    Gracias, Montse.
    Es un honor tener la oportunidad de expresar esto que siento desde el fondo de mi alma.
    Mis respetos y veneración a Ustedes las mujeres que son quienes nos inspiran... por quienes somos, pensamos y sentimos. Un beso enorme.

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  4. Mi querido Homero, te felicito. Excelente representación de nuestro sobrevalorado sexo "fuerte". Estoy contigo, las mujeres en nuestra vida son la principal inspiración, nuestra piedra angular y razón de existir.

    Te mando un fuerte abrazo.

    Roberto González Lobo

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  5. Excelente mi querido Homero, como siempre tan elocuente. tienes razón en admirar a las mujeres. Tengo la suerte de nacer hombre y si digo suerte es porque de esta forma tengo la gran oportunidad de amar, adorar, querer, idolatrar, admirar y procurar a las mujeres como solo ellas se lo merecen y viniendo de un sexo "contrario" no es CEBOLLAZO.

    Gracias por su sinceridad.

    Ernst Müller

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  6. Homero Velázquez said:

    Alabadas sean ellas, mi querido Ensy.
    Yo también celebro tu exquisito gusto.
    Sigamos disfrutando y enloqueciendo por mejor regalo que tenemos en el planeta: benditas Mujeres.
    Bien dice un amigo Fotógrafo que "No hay mujeres feas, sólo están mal iluminadas."
    Gracias por tus palabras.

    Te mando un fuerte abrazo.

    HOMERO

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  7. Creo que si eres muy debil entonces... lastima por ti.

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