Monday, October 4, 2010

¿Qué va a llevar?

Tenía el rostro arrugado como si acabara de oler algo pestilente. No sabía qué pero algo evidentemente la molestaba, quizás estar tras un mostrador, pasando el aparatito de los precios encima de las insulsas etiquetas con código de barras. Vendía libros pero para ella bien podrían haber sido aspirinas o leguminosas. En el monitor de la computadora que tenía enfrente aparecían títulos como Flaubert´s parrot de Julian Barnes, $179.00, Esperando a Godot, de Beckett, $119.00, El viaje del Elefante, de Saramago, $169.00 y el primero de la colección de cuentos de Phillip K Dick. Pensé que me estaba proporcionando felicidad a muy bajo costo, mientras ella (por alguna razón que yo no comprendía) no podía recibirla para sí misma. Sonreí y le dije: bonito día. No tuve respuesta.

--- por Patricia Cambiaso @pachycambiaso en colaboración especial.

7 comments:

  1. Quiero leer Flaubert´s parrot de Julian Barnes, Esperando a Godot, de Beckett, El viaje del Elefante, de Saramago y el primero de la colección de cuentos de Phillip K Dick. Quiero leer más gracias a tus palabras. Quiero hundirme en ese cofre de tesoros a bajo costo.
    Gracias por escribir.

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  2. Wow! que buena descripción de cómo alguien puede vendernos un cachito de felicidad sin darse cuenta por la amargura en la que está sumergida.
    Muy buen post! Felicidades @pachycambiaso!

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  3. Aquel día no era su día, definitivamente no era su día. Amaba su trabajo y la posibilidad que le daba. Leer todo lo que le gustaba, leer títulos como los que tenia delante de su vista en el ordenador de la librería en aquellos precisos momentos, Flaubert’s parrot, Esperando a Godot o el viaje del Elefante. Eran tantos años trabajando en la librería que no sabría precisar los libros que había literalmente devorado, los libros que le habían abierto tantas puertas en su imaginación, en su vida. Cuando terminará el día de hoy seria el último de esa maravillosa vida de maravillosas historias. Volvería a casa y se daría cuenta que su librería sólo tiene quince títulos, para que gastar en libros si los podía leer todos en el trabajo, de pronto se sintió vacía y tomo total conciencia de lo que suponía lo que el jefe le había dicho esta mañana; de verdad que lo siento mucho… pero ya casi no se venden libros… Internet… muchos gastos… te tengo que despedir… de verdad que lo siento mucho…

    Todas estas frases zumbaban en su cabeza mientras atendía a la que seria de sus últimas clientas mientras esta le decía:

    “Bonito día”

    Termino de envolver el libro, de darle el cambio a la amable clienta y darse cuenta que tenia un horrible dolor de cabeza y encima le había bajado la regla.

    © Joni Valquer.

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  4. Gracias por los comentarios anteriores. Es divertido meterse en la cabeza de los personajes. La compradora de libros se forma un juicio acerca de la vendedora con base en su propia limitada experiencia y eso le sirve como reflexión. Digamos que al personaje no le importa lo que esté pasando realmente sino lo que ella puede sacar como conclusión del incidente. Todo ocurre en su cabeza. Me parece bien que un texto genere otros como el de Joni. Me encantaría que la vendedora también se forme un juicio sobre la compradora en su cabeza. Y me gusta que se agreguen personajes. Nos falta el punto de vista del jefe, ¿alguien?

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  5. (...) - bonito día-  Insistí, hasta que de pronto lo comprendí. Un ligero zumbido, casi imperceptible la delato. Me helé cuando, echando una mirada a sus ojos, lo pude comprobar. Un paso hacia atrás me mantuvo en equilibrio, pero el terror era ya, amo de mi cordialidad... Bajo ese disfráz de amargada dependienta de librería, operaban los silenciosos motores y circuitos bio-mecánicos de un siniestro alíen humanoíde, en su misión de conquista terrestre. Para cuando recapacité, ventosas y tentáculos que de narices y boca vomitó,  me envolvieron en un profundo sueño del que aun no he podido escapar... Bueno, también había BS de Stephen King y Asimov

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