Wednesday, July 28, 2010

"El artículo más "IN" para esta temporada."

Todas las temporadas tienen un artículo a destacar. Artículos que a las mujeres nos encantan, tanto que hasta hay jalones de cabello por hacerse de uno de ellos. Sí, están de moda, son el hit del momento. Son... los "HAPPY DADDIES".

Las edades varían pero están cortados con la misma tijera tanto en el corte de pelo como en el corte del traje. Cinturón, corbata y zapatos de diseñador, un buen reloj en la muñeca izquierda, deslumbrante puesto impreso en su tarjeta de presentación, más de 1 teléfono móvil (por lo general BB y iPhone), mucho presupuesto y, lo más importante, tienen a la familia de vacaciones lejos de ellos. Así es, es época de vacaciones y durante el primer fin de semana los HAPPY DADDIES son vistos manejando de regreso en sus automóviles de lujo después de haber depositado a sus familias en Cuernavaca, Valle o Acapulco. Van felices con una radiante sonrisa en la boca preámbulo de la diversión y libertad que gozarán entre semana durante este periodo estival (desde luego los fines de semana pertenecen a la familia). Te los puedes encontrar en los restaurantes y antros de moda, por lo general van acompañados de un añejo grupo de cuates de la universidad (también HAPPY DADDIES) el cuál se terminará ampliando al paso de las copas. Los temas de conversación varían entre sus éxitos profesionales, el fútbol, el golf, sus inversiones y sus próximos viajes al exterior. Siempre están de buen humor y son por demás simpáticos. Sí, son ellos, los conoces y son el último grito de la moda.

Pero ojo, como buen artículo de moda, los HAPPY DADDIES tiene sus pro's y sus contra's. Los pro's: ellos son diversión garantizada. En su compañía siempre habrá buena comida, buena bebida, muchas risas y su trato hacia ti será como de reina. Son expertos en hacerte sentir como si fueras la última Coca-Cola del desierto así que tu ego se inflará 3mil kilómetros en todas direcciones. Los pro's son muchos pero tienen fecha de caducidad. Recuerda que ellos son los "don juanes contemporáneos" y para ellos es temporada de cacería, misma que termina con el fin de las vacaciones de sus hijos.

Los contra's: Los HAPPY DADDIES son como candidatos políticos en plena campaña: se les ve mucho, abrazan y besan mucho, prometen mucho y tienen compromisos que están antes de cualquiera de esas promesas. Utilizarán cualquier truco o recurso a su alcance para hacerte caer en sus redes. Y después de haber conseguido la curul no se acordarán de nada de lo prometido. De reina pasarás a ser “¿quién dices que eres? no recuerdo tu nombre”.

Algo que no puedes ni debes olvidar al hacerte de un HAPPY DADDY: está “disponible” sólo porque su pareja e hijos están fuera de la ciudad. En resumen, los HAPPY DADDIES están IN, enamorarse de ellos está OUT.

Recuerden chicas que ésta es temporada de HAPPY DADDIES, no son gratis pero están de oferta. Y como decía mi abuelita, “de la moda lo que te acomoda”. Cada quién sabe qué tendencia le va ¿no creen?

P.D.- Y chicos, no se preocupen que también existe la versión “HAPPY MOMMIES.” De las cuáles escribiré en mi próximo post.

--- por Ana Patricia Castañeda G. @GranComandante

Monday, July 26, 2010

"Al Centro Histórico, por favor." (2da parte)

Y como lo prometido es deuda, les compartimos la 2da parte del entretenido relato de la Chapis sobre sus vacaciones en la Ciudad de México:


Museo del Estanquillo - www.museodelestanquillo.com
Colección variada de Carlos Monsiváis (QEPD) que quiso compartir con nosotros, sus mexicanos. Seguramente desde donde nos observa, se sentirá muy halagado de ser visitado. Suban a la terraza abierta -último piso- para tomar algo, además de un bañito de sol o de lluvia.


Pasaje peatonal Regina
Disfruté mucho vagar por esta calle, hay algunos cafecitos y bares diminutos que atraen. También una vecindad –enfrente de un parque chiquito- que nos pareció muy fiestera pues las 2-3 veces que hemos pasado por ahí, el jolgorio está a todo lo que da. Con suerte y les toca presenciarlo.


Sobre el 1er callejón de Mesones #7, esquina con Regina, hay un pequeño bar muy a gusto -Hostería La Bota- que forma parte del Centro Cultural Casa Vecina. www.casavecina.com


Palacio de Bellas Artes – www.bellasartes.gob.mx
No hay de otra más que ir. La exposición temporal siempre es garantía, al igual que el resto de lo que ahí sucede. En nuestro caso, tuvimos el privilegio de conocer parte de la genialidad de Pedro Friedeberg. Cuando él se fue, llegó otro distinguido huésped que lamentablemente recién nos dejó (el pasado 11 de julio): el surrealista belga René Magritte. Los que pudieron verlo, segurito lo disfrutaron tanto como yo; los que no, imploren su regreso jaja. Ahora ese vacío que dejó Magritte seguramente será llenado -próximamente- con otra grandiosa exposición que hará suspirar, así que recomiendo estar pendientes de la página web para ser los primeritos en la cola del museo.

Gimnasio dominical - www.df.gob.mx/wb/gdf/muevete_en_bici
Para mis estándares, resulta infame abrir el ojo un poco antes de las 8:00 a.m. en domingo. ¡Y estando de vacaciones, pfff! Para otros, quizá será normal (y los envidio). Como sea, vale la pena abandonar la hueva dominguera y salir a caminar, trotar, correr, patinar o andar en bici. Todos los domingos cierran parte de Reforma y las principales calles del Primer Cuadro de 8am a 2pm. Claro que entre más temprano, menos gente, mejor. Por eso mi insistencia en la desmañanada. Tan pronto se siente ese friíto sabroso en los cachetes, la fiaca desaparece.

Y como todo buen viaje se engrandece comiendo y bebiendo rico, pues mi chaparrito y yo -como buenos comensales que somos- intimamos rebien con la gula y le entramos a todo lo que se veía y olía rico. Para lo que nos dio tiempo conocer… El Salón Corona donde una retacada torta o taco no puede rechazarse; El Danubio, perfecto para saborear langostinos y ser bien atendido; Café de Tacuba, si de antojitos se trae ganas; y el Casino Español, para comer como Dios manda. Rico y abundante.



Ya con la panza en todo su esplendor, no había de otra más que caminar y conocer y caminar y parar hasta que nos daba hambrita otra vez o las piernitas se rendían.


Pareciera que nos alcanzó para mucho. Pero estando allá y volteando a ver todo lo que hay, la perspectiva cambia. Y las ganas de planear la segunda parte, crecen. Habrá que volver. Pronto.

---por Irma López de Rivera (La Chapis)

Monday, July 19, 2010

Por qué no es recomendable hacerse pipí en la primera cita.

Hay un hecho científico incontrovertido:
La vejiga es un órgano que tiene voluntad propia. Controlar sus urgencias no siempre es posible, pero hay pocos momentos más inoportunos para que esto ocurra como durante una primera cita.

Como diría el famoso locutor de 911:
“Sí, lo recuerdo bien”.

El incidente tuvo lugar hace varios años. En aquél entonces, yo practicaba un deporte que se suponía era tenis, aunque quizá lo que hacía se parecía más al baseball. En el club jugaba un príncipe de esos a los que les brilla el diente al sonreír. Yo suspiraba por él al igual que prácticamente todas las féminas en las instalaciones. Todas soñábamos con ser la niña a la que él iba a honrar con una invitación a salir.

Por fin, llegó mi día. El príncipe de príncipes se me acercó y profirió las ansiadas palabras:
“¿Qué vas a hacer en la noche?”.

Por supuesto, corrí a mi casa a iniciar la pre-producción y producción del evento:
Mascarilla de barro, exfoliación con zacate, consumo de té de tila para controlar la ansiedad y la posibilidad de balbuceos incomprensibles, selección de las prendas de vestir y varias horas para lograr el intento de peinado a la Farrah Fawcett.

A las 8 en punto apareció el galán en su flamante auto (así lo veía él, pobrecito). Yo, emperifollada y feliz, inicié lo que anticipaba como una larga y sólida relación. El muchacho se dirigió entonces a una fonda de mala muerte en la que cada platillo tenía su cucaracha incluida, cortesía de la casa. Tras varios vasos de agua de horchata, mi vejiga hizo su petición. Le pregunte al mesero dónde estaba el baño, y escuché estas terroríficas palabras:

-“Está descompuesto, señorita”.

-“Pero ¿cómo? ¿No jala? No importa tanto. Sólo es pipí.”

-“No señorita, lo están reparando. No hay ni escusado”.

Finísimo establecimiento.

En fin, regresé a la mesa y urgí al príncipe a pedir la cuenta, pero claro, él quería sus chongos zamoranos. Me atreví a decirle que tenía que ir al baño, así que si se apresuraba con el postrecito se lo iba a agradecer.

Para cuando salimos de la fonducha, yo ya estaba morada. Le supliqué que antes de ir a mi casa se detuviera en un Vips, Toks, Sanborn´s….cualquier lugar con un escusado en funciones.

Accedió, pero esa fue su primera (y última) falsa promesa. De pronto lo vi entrar al periférico y me dijo:

-“Llegamos rápido. Sí aguantas”.

Fue entonces que lo empecé a escuchar todo como en cámara lenta. Traté por todos los medios de hacer acopio de fuerza y voluntad:
“Mi mente es superior a mi vejiga, mi mente es superior a mi vejiga, mi mente es superior a mi vejiga….”, premisa que probó no ser cierta.

Todo estaba casi bajo control, pero de pronto, un coche se le cerró al príncipe, quien reaccionó frenando bruscamente…. Y ahí, en ese histórico momento, sentí el primer chorrito escapar.

Aquí va el segundo hecho científico incontrovertido: Una vez que sale el primer chorrito, no hay vuelta atrás.

Para que el hombre de mis sueños no se diera cuenta inmediata de lo que le estaba sucediendo a las vestiduras de su flamante coche, procedí a hacerme 20 litros de pipí chorrito a chorrito, como aspersor:

Chis…..chis….chischischischis……..chis……chis……chis…..chischischissssssss….chis….chis……

A pesar de mi maestría para disimular la inundación, sabía que tendría que confesarle lo sucedido antes de bajarme del coche, porque ya sentía a Nemo nadando en mis zapatos.

Para qué entrar en detalles de esa humillante conversación. Baste decir que esa fue mi primera y última cita con el príncipe, que debe haberse gastado en el auto-lavado lo que no se gastó en la cena.

En mi defensa, se lo advertí. Las mujeres no contamos con ese práctico accesorio que facilita hacer pipí en cualquier esquina, en cualquier arbusto, en cualquier rincón. Todo lo que el galán tenía de guapo, lo tenía de incomprensivo. No debió haber retado a mi vejiga. Big mistake. HUGE.

En fin, si tuviera que plantear una moraleja para esta tristísima historia, tendría dos cosas que recomendar:
1. Cuando salgan en una primera cita, lo primero que deben hacer es preguntar dónde está el baño y si funciona.
2. En caso negativo, por ningún motivo se beban 5 vasos de horchata.

Ahora los dejo. No sé por qué me dieron unas ganas tremendas de hacer pipí.

---por Martha Soler Mallet @cholechita @estrogeno3

Monday, July 12, 2010

"Cuando tu novio te pida ver el soccer con él, siéntate".

Sé que parecería que estoy pidiéndoles que se porten como mujeres abnegadas, obedientes y sumisas pero ¡no! No es por eso. Les pido que hagan acopio de su paciencia y deseo por aprender y les explico el por qué.

Pero antes de hacerlo, es importante que sepan que yo era "antifutbolista (soccer) recalcitrante, intolerante y de hueso colorado" hasta que comencé a salir con mi pareja actual. Él es de las personas que más conocen de soccer sin dedicarse a alguna actividad alrededor del mismo. Su padre jugó en las fuerzas básicas del Barca por lo que convirtió a dicho club catalán en su religión y desde que comenzó a caminar amó al balón. Todos y cada uno de los días que he pasado con él (y ya son varios años) lee las notas de los principales diarios deportivos pero particularmente 2 españoles (1 de Barcelona y 1 de Madrid) así que no sólo conoce mucho sino que está súper enterado de lo que ocurre a diario con el fútbol soccer español. Y así, comenzó un romance con una de las personas que más odiaba y menos conocía del fútbol soccer.

Como a muchas otras mujeres, mi novio me pidió un domingo que me sentara a ver jugar al Barca con él y con una infinita paciencia comenzó a explicarme los básicos y las reglas de lo que yo llamaba "deporte de panboleros". Honestamente, yo venía de un divorcio y sabía que si quería que durara nuestra relación tenía que poner de mi parte y hacer lo posible por entender el mayor amor en la vida de El Barón. Y así fui testigo, a lo largo de los años del crecimiento, fortalecimiento y conclusión de un equipo como ningún otro en la historia. Y no sólo lo digo por sus indiscutibles y sin precedentes logros, tampoco por ser la columna vertebral de los jugadores de la selección española, hoy campeones del mundo. No es por las lágrimas de Andrés Iniesta, el humilde y portentoso hombre que ganó el Mundial. Ni lo es por el virtuoso de Xavi Hernández o por la fuerza y temperamento de Pujol. No sólo es por el fair play con el que el Barcelona jugó cada vez que se paró en la cancha ni tampoco por las declaraciones de sus integrantes: siempre de caballeros, aludiendo y reconociendo no sólo las dotes y cualidades de sus compañeros sino también las de sus rivales. Lo digo simple y sencillamente porque es un placer verlos jugar. Para una amante del ballet clásico, es como ver al maravilloso Ballet Bolshoi. Es como ver Las Meninas de Picasso en vivo. Es como presenciar la fusión entre la pasión y la técnica. Es arte puro. He sido convertida.

Y al ver el arte del Barca no puedo dejar de pensar en lo que mi profesor de teatro, un ruso de unos 50 y tantos años, flaco, muy alto que fumaba como degenerado, me decía constantemente. "Práctica. Práctica. Práctica. Porque sólo a través de la práctica se domina la técnica. Y sólo a través del dominio de la técnica se logra la perfección. Lo difícil hacerlo fácil para después hacer lo fácil, hermoso." Esta es la base de los deslumbrantes e increíbles logros del equipo catalán, el dominio de la técnica les da la posibilidad de recargarse en ella, de contar con un cimiento fuerte sobre el cuál volcar su garra, su deseo, creatividad y pasión. Les da la libertad de surgir con la imaginación suficiente para sorprender a los adversarios, como en el caso de la selección española contra la alemana. Pueden molestarse con mi última oración pero deben reconocer que viéndolos jugar era indudable que se estaba viendo jugar al Barca.

Y con mi añorado recuerdo de mis clases de teatro y de las increíbles conversaciones con mi profesor ruso, reflexiono sobre las bases sobre las cuáles está montada nuestra selección. La selección mexicana de fútbol sóccer. El equipo que va a un evento mundial a mostrar lo que México es, el equipo que va como representante de todos nosotros. Y entonces me viene a la mente el presidente de la Federación Mexicana de Fútbol diciendo ante las cámaras de televisión "Bueno, yo no sé nada de fútbol." WTF!!!! Y esa fue la gota. Es es irreal. Vivimos en un país surrealista. ¡Es un cretino! ¿Qué demonios hace dirigiendo a la federación ¡SI NO TIENE IDEA DEL FÚTBOL!? Para eso... ¡nombro de manera oficial y con toda la seriedad posible a mi novio como candidato a presidente de la federación mexicana de fútbol!" Estoy convencida que este cabrón hará más por ella y por el fútbol de nuestro país, que el cretinazo cara-dura que se fue a pasear y a dar vergüenzas.


Y así puedo por fin revelar la razón por la que agradezco a mi novio el que me haya pedido ver jugar al Barca aquél domingo:
Hoy puedo decir con total convicción que he ido de Kaká al Surrealismo ida y vuelta.
Hoy puedo decir que vivo en una escena surrealista mexicana y por lo tanto quisiera su apoyo para ayudar a que El Barón ( @LeBaronice ) sea presidente de la federación, aunque sea la intergaláctica.

Al fin y al cabo en este país bizarro, tropical de a madres, todo es posible.


¡Súmate a la causa!
El barón y su grupo de expertos
@elbaron_causa

--- por Ana Patricia Castañeda G. @GranComandante @estrogeno3

Thursday, July 8, 2010

Al Centro Histórico, por favor.


Durante algunos meses del año pasado estuve recopilando datos sobre ciertos museos, calles, edificios y otros espacios de esta grandiosa y caótica Ciudad de México que no conocía o que tenía tantos años de haber estado ahí, que ni mi memoria se acordaba. Mis ganas de viajar por el D.F. y convertirme en la viajera más entusiasta fueron creciendo conforme aumentaba también mi listita de lugares visitables. Casualidad o no, la mayoría de esos espacios estaban ubicados en el Primer Cuadro de la Ciudad. El próximo destino viajero estaba decidido. Nos iríamos de viaje al Centro Histórico. ¡Eeeeee!

La emoción comenzó desde ese momento, saber que viajaríamos dentro de la ciudad le puso más ondita. Y esta extraña y mágica sensación se quedó en mí, antes, durante y varios días después del viajecito. Que tu casa está a pocos kilómetros, pero que no dormirás ahí. Que estás en un hotel. Que te conviertes en viajero y extranjero para los lugareños. Que estás ahí para conocer & disfrutar. Que estás de vacaciones, pues. Y que hay muchísimo por descubrir.


Después de una breve y divertida búsqueda de hoteles por internet, encontré el que nos latió:

El Boutique Hotel de Cortés – www.boutiquehoteldecortes.com (he puesto una foto tomada de noche de la fachada del hotel).
Además de chulo, bien ubicado, cuartos lindos y cómodos, encontré una tarifa buenísima que hasta desayuno de lujo incluía. Con reservación en mano, el ansiado viaje estaba listo. Sólo había que esperar a que el calendario nos trajera el día a la puerta. Bendito tiempo. Un buen día llegó el día. Era viernes de puente. Muy contenta salí de mi casa, sólo con las maletas y las llaves del coche. Ni boletos, ni pagos en casetas, ni credencial del IFE y mucho menos pasaporte eran necesarios. Sólo la reservación y los datos del hotel.

En el trayecto, una sola escala antes del destino final, la oficina de mi chaparrito. Y unos 40-50 minutos después… taraaán, llegamos a nuestra morada temporal que muy cortésmente nos acogió hasta el lunes siguiente. Oficialmente, la vacación se había inaugurado exitosamente. ¡Eeeeee!


El coche no lo volvimos a ver hasta el triste día de la partida. Todo fue a patita, en Metro y un taxi. ¿Habrá de otra? Supongo que sí, pero no se me antojaría. Al Centro hay que pisarlo (con albur jaja).
Ya estando allá, me cayó el veinte que 3 días en el Centro es mucho y poco. Mucho, por todo lo que acabas conociendo; pero también, mucho por todo lo que te hace sentir, de entrada, querer regresar pronto. Poco, pues apenitas alcanza para visitar algunos museos; caminar por ciertas calles principales y con suerte, descubrir una que otra callecita tímida de por ahí; comer delicias en algunos de los más emblemáticos restaurantes de la zona; encontrar por puro azar maravillosas exposiciones temporales al aire libre, que piden ser descubiertas; fotografiar lo que se te antoje: lo bonito, lo extraño, lo monumental, lo feo, lo nuevo, lo chistoso, lo viejo, en fin, todo. Y gastarte los ojos observando todo lo que se pueda o se deje, ya sea mientras caminas o sentad@ en alguna placita o de plano en el piso, si no hay complejo alguno.

Como pequeña muestra de lo que puede disfrutarse el Centro en 72 horas, les comparto nuestras andanzas:


Museo Franz Mayer - www.franzmayer.org.mx

Nada más por ver y recorrer el edificio, vale la pena. La visita guiada -duración aproximada 2 horas y muy barata- también lo vale. Si acaban amando este lugar, pregunten por la membresía individual y podrán disfrutar de todas las actividades que el museo realiza, durante todo un año. Gran regalo.


Show de luz y sonido en el zócalo

Descripción aburrida: proyección de luz y sonido sobre Palacio Nacional. Evento gratuito.
Pero me gusta más decir que es orgasmo visual de 25 minutos.
Hasta donde sé, el show no está disponible por el momento, posiblemente regrese como parte de los festejos del Bicentenario y Centenario del inicio de Independencia y Revolución, respectivamente. Crucemos dedos. De ser así, a ponerse buzos: reservar mesa en alguna terraza de hotel, con vista a Palacio Nacional; pero si el presupuesto o el gentío no lo permiten, el mirador de la Torre Latino es otra muy buena opción. Bara bara y poco concurrida.

Museo Interactivo de Economía (MIDE) – www.mide.org.mx

Hay que ir si se quiere entender un poquito más de economía y mercados. Es un museo ideal para chavit@s y púberes, pues varios juegos son interactivos. El Simulador de Mercado, divertido e ilustrativo.


La Lagunilla – para no complicarnos, agarramos taxi y llegamos de volada.
Tendré que regresar y regresar para practicar el regateo, pues en ese mercado infinito, nada como dominar ese lenguaje para obtener más con menos. Mis ojitos quedaron extasiados. Un verdadero deleite para los ojos; para donde miren, descubrirán cientos y cientos de objetos, ropa, muebles y cosas de todos tamaños, colores, formas y materiales.

Y próximamente les relataré sobre El Museo del Estanquillo, Pasaje Patronal Regina, el Palacio de Bellas Artes y mucho más.


--- por Irma López de Rivera (la Chapis)