A todas nos ha pasado. Tenemos una boda. Tenemos el vestido. Tenemos el regalo. Tenemos la bolsa y los zapatos. Pero nos hace falta un importantísimo accesorio que nos haría lucir mucho más confiadas y seguras:
El acompañante.
En vez de anticipar con emoción el evento, empezamos a sufrirlo.
Para empezar, NADIE más que tú va sola a las bodas. Puedes ir olvidando la idea de conocer a alguien allá.
El estrés crece por segundos. ¿En qué mesa me van a sentar? ¿A qué amigo gay podría invitar? ¿Con quién coños me voy a ir hasta Cuernavaca? ¿Con quién demonios voy a bailar “el venao, el venao”? Voy a tener que conformarme con participar en el bailable colectivo (léase “No rompas más mi pobre corazón” seguido por “Payaso de rodeo”). ¿Cómo evitaré los comentarios ácidos de la Cuquis Garabatillo, que no pierde oportunidad de recalcar mi estado civil a propios y extraños incitándome casi a gritos a ver si atrapo el ramo está vez, a ver si así ya por fin?
Dios, ¿por qué la gente se tiene que seguir casando antes de que yo tenga novio? Es verdaderamente una falta de tacto y sensibilidad.
Pero en vista de que las parejas insisten en decir “acepto”, he llegado a la conclusión de que tengo que buscar soluciones creativas para este incómodo problemilla.
De pronto, vino a mi esta idea como un relámpago de luz. ¿Por qué no crear una especie de 911 para mujeres en peligro de evento solitario? Y no hablo sólo de mujeres solteras. Hablo también de aquellas cuyos maridos han comprado esas teles chiquitas que llevan a todas partes para ver las finales de futbol (que casualmente, siempre, siempre coinciden con las bodas). Hablo de ellas, cuyas parejas se niegan a perder el estilo chancleando en la pista de baile. Hablo por todas nosotras, libres o comprometidas, pero al final del día, mujeres desamparadas en bodas, bautizos, primeras comuniones……
Llegó la hora de lanzar la madre de todos los call centers:
1 800 RENT A GUY
No quiero que me malentiendan. A pesar de que veo las enormes posibilidades de un negocio como este, no quiero ser conocida como Madame Cholechita.
Este sería un servicio completamente apegado a la moral y las buenas costumbres. Si no, es posible que ni siquiera llegaras a la boda o evento en cuestión.
1 800 RENT A GUY está pensado como un servicio a la comunidad que cubre las necesidades tanto de hombres como de mujeres. Ellas pueden contratar a un chico fornido con habilidades en bailes de salón y el arte del piropeo y la conversación. Ellos pueden ver el partido sin tener que aguantar las molestas súplicas de atención por parte de novias y esposas. Es perfecto.
Ahora, lo único que necesito son voluntarios con espíritu de colaboración y altruismo social.
¿Quién dijo yo?