Supongo que varios de ustedes ya han de haber escuchado o leído la parábola de “la rana hervida”.
Para quienes no lo han hecho, la resumiré:
Si ponemos una rana en una olla de agua hirviendo, inmediatamente intenta salir a como de lugar, pues el cambio es más que brusco. Pero si la ponemos en una olla con agua a la temperatura ambiente, se queda tranquila. Encendemos la estufa, la temperatura del agua comienza a subir gradualmente, sin que la rana note cambio alguno en su entorno líquido. Cuando la temperatura se eleva de 22 a 27 grados, la rana no hace nada, es más, hasta rico siente. A medida que la temperatura aumenta, la rana comienza a sentirse aturdida, sin entender a ciencia cierta lo que está pasando (ni explicándoselo lo entendería, recuerden que es rana).
Así, poco a poco, la rana se nos va atolondrando hasta el grado que ya no está en condiciones de poder escapar.
Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y se cocina. ¿Por qué? Algunos dirán que por pendeja, en parte sí, es rana. Pero en realidad, es que su programa interno de supervivencia, que le sirve para detectar las amenazas, está codificado para reaccionar ante cambios bruscos y repentinos en el medio ambiente, no ante cambios lentos y graduales.
Pero nuestro caso es peor que el de la rana que terminó en calidad de consomé, ya que muchos no reaccionan ni ante el aumento de temperatura ni ante el exceso de mierda que continua apareciendo todos los días, no porque su programa interno de sobrevivencia se los prohíba, ni porque se sientan muy cómodos o porque ya estén demasiado atolondrados, sino por pura desidia, por valemadrismo puro.
Podemos y debemos reaccionar a tiempo, a pesar de la incesante retahíla de falacias marrulleras que comienza a pulular en nuestro entorno. Tenemos que actuar y elegir conforme a lo que nuestro sentido común nos demande… no somos ranas.
Recuerden, nosotros somos los que vamos a contratar, nosotros somos los que elegimos, somos los patrones. No se comporten como súbditos hervidos ante quienes nos están solicitando chamba, no nos están haciendo favor alguno, al contrario.
Es necesario que no nos descuidemos, que no nos confiemos y, sobre todo, que no nos quedemos aletargados dentro de nuestro “círculo de confort”, aunque las cosas fuera de este no se vean como quisiéramos verlas.
Y es que hay que tener mucho cuidado porque, para muchos, el agua está poco más que tibia y, sin duda, lo peor que podemos hacer… es no hacer nada.
--- por José María Pumarino @PoderC
www.poderciudadano.mx
Efectivamente, los que llevamos años en el medio, sabemos que no nos están haciendo un favor, sin embargo algunos fueron empleados y ahora son empleadores y parece que se les olvido por las que pasaron. Prefieren contratar a 3 de a pesito que a uno de a mil,pero cómo siempre he dicho: una cagada del de a pesito cuesta muchos miles...
ReplyDeleteJu