Estamos viviendo en México, y el mundo en general, un momento doloroso, un parto colectivo. Hay espasmos, jadeos, incertidumbre, gritos, sangre, desesperación. Es lo natural, se nace de adentro hacia afuera, por eso duele tanto.
Lo que está naciendo es una nueva visión.
Cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas cambian de forma. Es el cambio de paradigma. Y se nace de las cenizas de lo que muere. Es por ello que hay tanta confusión y nerviosismo, están sucediendo las dos cosas al mismo tiempo. No es una guerra mundial como tal, aunque todo el planeta está en llamas. El mundo de afuera, el de las apariencias, se está derrumbando frente a nuestras propias narices. Y ninguna institución se salva de la caída.
Y en México está el epicentro de lo que nace: la nueva mirada.
El gran don de los mexicanos, que por muchos siglos fue señalado por la razón oficial como una maldición, es precisamente el poder de darle vuelta a la tortilla, de manera instintiva y rápida. Somos un desmadre porque sabemos darle la vuelta a las cosas con un ingenio y humor únicos. Hasta de la muerte nos reímos.
Darle vuelta a la tortilla es hacer alquimia a la mexicana.
Y llevamos siglos y siglos escuchando presagios y augurios de que a los mexicanos nos está a punto de cargar la chingada, por esa forma vale madres de ser, y aquí estamos. Y muy probablemente seguimos de pie como nación precisamente porque la chingada es una energía muy poderosa, única en el mundo, que cuando la enfocamos en crear nuevas realidades, darle vuelta a la tortilla, nos da un poder inigualable.
Cuando los mexicanos usamos la chingada a nuestro favor, sin chingar a nadie, nos hacemos unos verdaderos chingones. Esa es la luz al final del túnel oscuro.
Es hora de darle vuelta a la tortilla: desenchufarnos de la destrucción para re-enfocarnos en la creación. Para crear nuevas realidades antes tenemos que creer en nuestro poder creador. Creer en lo que en el mundo se conoce como el mexican power.
Somos chingones porque somos creadores. Creer es crear.
--- por Santiago Pando @SantiagoPando
ARTESANOS
Una película de vida. Estreno mundial 11.11.11
http://vimeo.com/27877531
www.creerescrear.com
Monday, September 26, 2011
Monday, September 5, 2011
Lo peor que podemos hacer
Supongo que varios de ustedes ya han de haber escuchado o leído la parábola de “la rana hervida”.
Para quienes no lo han hecho, la resumiré:
Si ponemos una rana en una olla de agua hirviendo, inmediatamente intenta salir a como de lugar, pues el cambio es más que brusco. Pero si la ponemos en una olla con agua a la temperatura ambiente, se queda tranquila. Encendemos la estufa, la temperatura del agua comienza a subir gradualmente, sin que la rana note cambio alguno en su entorno líquido. Cuando la temperatura se eleva de 22 a 27 grados, la rana no hace nada, es más, hasta rico siente. A medida que la temperatura aumenta, la rana comienza a sentirse aturdida, sin entender a ciencia cierta lo que está pasando (ni explicándoselo lo entendería, recuerden que es rana).
Así, poco a poco, la rana se nos va atolondrando hasta el grado que ya no está en condiciones de poder escapar.
Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y se cocina. ¿Por qué? Algunos dirán que por pendeja, en parte sí, es rana. Pero en realidad, es que su programa interno de supervivencia, que le sirve para detectar las amenazas, está codificado para reaccionar ante cambios bruscos y repentinos en el medio ambiente, no ante cambios lentos y graduales.
Pero nuestro caso es peor que el de la rana que terminó en calidad de consomé, ya que muchos no reaccionan ni ante el aumento de temperatura ni ante el exceso de mierda que continua apareciendo todos los días, no porque su programa interno de sobrevivencia se los prohíba, ni porque se sientan muy cómodos o porque ya estén demasiado atolondrados, sino por pura desidia, por valemadrismo puro.
Podemos y debemos reaccionar a tiempo, a pesar de la incesante retahíla de falacias marrulleras que comienza a pulular en nuestro entorno. Tenemos que actuar y elegir conforme a lo que nuestro sentido común nos demande… no somos ranas.
Recuerden, nosotros somos los que vamos a contratar, nosotros somos los que elegimos, somos los patrones. No se comporten como súbditos hervidos ante quienes nos están solicitando chamba, no nos están haciendo favor alguno, al contrario.
Es necesario que no nos descuidemos, que no nos confiemos y, sobre todo, que no nos quedemos aletargados dentro de nuestro “círculo de confort”, aunque las cosas fuera de este no se vean como quisiéramos verlas.
Y es que hay que tener mucho cuidado porque, para muchos, el agua está poco más que tibia y, sin duda, lo peor que podemos hacer… es no hacer nada.
--- por José María Pumarino @PoderC
www.poderciudadano.mx
Para quienes no lo han hecho, la resumiré:
Si ponemos una rana en una olla de agua hirviendo, inmediatamente intenta salir a como de lugar, pues el cambio es más que brusco. Pero si la ponemos en una olla con agua a la temperatura ambiente, se queda tranquila. Encendemos la estufa, la temperatura del agua comienza a subir gradualmente, sin que la rana note cambio alguno en su entorno líquido. Cuando la temperatura se eleva de 22 a 27 grados, la rana no hace nada, es más, hasta rico siente. A medida que la temperatura aumenta, la rana comienza a sentirse aturdida, sin entender a ciencia cierta lo que está pasando (ni explicándoselo lo entendería, recuerden que es rana).
Así, poco a poco, la rana se nos va atolondrando hasta el grado que ya no está en condiciones de poder escapar.
Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y se cocina. ¿Por qué? Algunos dirán que por pendeja, en parte sí, es rana. Pero en realidad, es que su programa interno de supervivencia, que le sirve para detectar las amenazas, está codificado para reaccionar ante cambios bruscos y repentinos en el medio ambiente, no ante cambios lentos y graduales.
Pero nuestro caso es peor que el de la rana que terminó en calidad de consomé, ya que muchos no reaccionan ni ante el aumento de temperatura ni ante el exceso de mierda que continua apareciendo todos los días, no porque su programa interno de sobrevivencia se los prohíba, ni porque se sientan muy cómodos o porque ya estén demasiado atolondrados, sino por pura desidia, por valemadrismo puro.
Podemos y debemos reaccionar a tiempo, a pesar de la incesante retahíla de falacias marrulleras que comienza a pulular en nuestro entorno. Tenemos que actuar y elegir conforme a lo que nuestro sentido común nos demande… no somos ranas.
Recuerden, nosotros somos los que vamos a contratar, nosotros somos los que elegimos, somos los patrones. No se comporten como súbditos hervidos ante quienes nos están solicitando chamba, no nos están haciendo favor alguno, al contrario.
Es necesario que no nos descuidemos, que no nos confiemos y, sobre todo, que no nos quedemos aletargados dentro de nuestro “círculo de confort”, aunque las cosas fuera de este no se vean como quisiéramos verlas.
Y es que hay que tener mucho cuidado porque, para muchos, el agua está poco más que tibia y, sin duda, lo peor que podemos hacer… es no hacer nada.
--- por José María Pumarino @PoderC
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