Tuesday, September 7, 2010

"Deportes extremos o mil y un formas de adelantar tu muerte"

Personalmente, me gusta mucho sentir mis pies firmemente plantados en la tierra. La única forma de que me aviente en un paracaídas es que ambos motores del avión estén incendiándose y la aeromoza patee mi trasero con determinación. Mi teoría es que si Dios hubiera querido que los humanos voláramos, vendríamos equipados con los accesorios necesarios. ¿Para qué lanzarte en un parapente, cuando puedes ir a Disney y subirte al juego “Soaring over California”, que te da la misma sensación (hasta con brisa incluida) pero sin el peligro de perder la dentadura? ¿Para qué propulsar tu cuerpo contra las rocas en una balsita en la corriente de un río furioso cuando existe el Discovery Channel y puedes ver como otros presumen orgullosos de haber sobrevivido a la experiencia, calientita y con una copa de vino tinto en la mano?

El verdadero deportista extremo no se conforma con aventarse de un precipicio en algún lugar helado, o subir con un pico y una pala una gigantesca montaña, también helada. Lo importante es omitir la parte de matarse al último minuto. De lo contrario se confundirían con suicidas y ese no es el punto. Lo que sí se vale es perder algunos miembros del cuerpo en el camino, o incorporar partes del equipo o del entorno (clavos, llantas de motocicleta, árboles, pavimento) en la anatomía de uno.

Otra cosa importante es que el grito que salga de tu garganta mientras dura la prueba sea un grito guerrero, que denote adrenalina pero nunca terror, que es lo que en realidad estás sintiendo. Cualquier tono demasiado agudo acabará con la efectividad de impresionar al prójimo y hará que parezca que no te aventaste, te caíste.

Lo triste es que para un ser poco arrojado (literalmente) como yo, la audacia se convierte en una cualidad secretamente admirada y deseada. En el fondo, a nosotros las gallinas nos gustaría tener las agallas para poner en nuestra “lista de cosas que hacer antes de morir” alguna actividad que de hecho incremente las posibilidades de hacerlo.

Una vez, para romper mis barreras y alentar mi parte aventurera, decidí intentar lo más cercano al deporte extremo:

Subirme al famoso “parachute”, en Ixtapa.

Me sudaban las manos (las axilas, el bigote, la voluntad y el ánimo). Pero mi determinación era inquebrantable. Rambo era un estúpido junto a mi. Iba a hacerlo. Nada, nada me lo impediría. Me acerqué al lanchero y con gran autoridad en mi voz, dije:

-¿Cuánto vale la vuelta?

Después de pactados los acuerdos pertinentes y ya sólo por no dejar, le pregunté:

-¿Pero nunca han tenido un accidente, verdad?

- Pos fíjese que hasta la semana pasada que un turista entró por la ventana del Sheraton, nunca había pasado nada.

En ese momento decidí que las probabilidades estaban totalmente en mi contra y me interné en el mar, como Alfonsina.

En mi defensa, creo que al vivir en la ciudad de México estamos rodeados de lo que yo llamo “Deporte Extremo Involuntario”, en sus diversas modalidades:

Cruzar avenidas esquivando con maestría a los microbuses, tratar de razonar con una especie peligrosa, conocida como “los vieneviene” e intentar convencerlos de que la calle no es suya, entrar al metro sin salir embarazada y toda suerte de retos cotidianos en los que se arriesga el pellejo tanto como luchando cuerpo a cuerpo contra un cocodrilo en el amazonas. Tal vez, esa es toda la adrenalina que necesito.

Tengo que aclarar, especialmente porque este es un blog que habla de lo que nos preocupa a las mujeres, que la condición de gallina no aplica a todas nosotras. Mi socia, a la que ustedes conocen como @GranComandante, es un ejemplo. Ella sí siente el extraño placer de aventarse al vacío en un paracaídas y de hecho, ha intentado convencerme de lo liberador de la experiencia. Yo que me conozco sé que sólo me liberaría de muchos fluidos corporales en el camino hacia la anhelada tierra.

Para balancear la audacia con la que debe contribuir la familia Soler al universo, mis sobrinos son la reencarnación misma de Evil Cannibal. Mis emociones fuertes consisten en soportar la prueba de ver las fotos que suben a Internet y no sufrir un infarto masivo.

Lo que trato de decir con todo esto es que habemos personas que, para sentirnos vivas, no tenemos que acercarnos a nuestra defunción. Por lo tanto, he decidido proponer que la cata de vinos y quesos sea aceptada, desde hoy, como un deporte extremo urbano. ¿El peligro de esta actividad? Es obvio. Los carbohidratos. Podremos seguir con el cine en domingo (actividad que representa el peligro de salir ileso tratando de conseguir lugar) y algunas otras sugerencias que hagan nuestros lectores. Después de todo, hay emociones fuertes en todas partes, esperando a ser descubiertas.

Y los dejo con la siguiente petición:

Si se van a aventar de algún lado, hagan el favor de sobrevivir.


--- por Martha Soler M. @cholechita @estrogeno3

15 comments:

  1. Visto desde varios puntos de vista, mexicano, español, “suicida”, padre, hijo… ya no (fallecieron mis padres, ley de vida) y un largo etc. Opino que los deportes de riesgo, como dices en tu post, empiezan cuando simplemente nos levantamos de la cama, hay más gente que ha muerto por un resbalón en la ducha que haciendo paracaidismo, más gente que ha muerto en atracciones de parques que haciendo paracaidismo, levantarse y vivir en el D.F. es mucho más deporte de riesgo que practicar paracaidismo en España y así en un largo etc.

    Soy fanático de los deportes de riesgo y los de montaña. Todo tiene una explicación química, aunque siempre me gusta pensar que es por un tema de poseer una personalidad romántica y aventurera, pero repito que no es así. Somos personas que nos fallan los niveles de ciertos componentes químicos que en las personas normales los tienen muy bien balanceados por lo cual no tienen esa necesidad de aventarse a 4.500 metros de altura. Las cosas hay que disfrutarlas y si con lo que disfrutas es con un buen libro ¡¡¡Ole tus cojones!!! O me diréis que para leer “La insoportable levedad del ser” no hay que tener valor y ánimo.
    Yo por desgracia o gracia me tengo que aventar a esa altura, de vez en cuando, para sentir que estoy vivo.

    De todos modos os aseguro que el paracaidismo es uno de los deportes más seguros. No se os ocurra probar puenting (por la gente que suele organizarlo… muy mal preparados), parapente (por el tipo de ala y tener que despegar), escalada y alta montaña: la gente no es consciente de la preparación técnica ni el estado de forma que hay que tener al afrontar este medio.

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  2. Estimado anónimo,
    Créeme cuando te digo que no tengo que preocuparme por mi preparación técnica y estado físico. No hay poder humano que me haga probar puenting, parapente, escalada y alta montaña.
    Pero, a pesar de no tener la necesidad química de hacerlo, persiste el deseo de que tuviera el valor.
    Disfruta el vacío, que debe ser espectacular. Yo me quedaré con "la insoportable levedad del ser", que como dices, también requiere su dosis de ...vos.
    Gracias por tus comentarios.

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  3. Estimada Martha.

    Si en ti persiste la necesidad o deseo de experimentar alguna actividad de riesgo por probarte que tienes “valor” te ánimo a que lo cumplas pero siguiendo los siguientes consejos:

    1.- Escojas muy bien que actividad.
    2.- Quien te inicie en esta, persona o organización, sean de total confianza profesional.
    3.- Cuando tengas estos dos primeros puntos bien definidos. Empezar a mentalizarte en lo bueno que va a ser dar el paso definitivo, esta maduración puede durar un tiempo.
    4.- Hacerlo.

    Hay muchos deportes de riesgo, pero dentro de estos el más seguro es el paracaidismo sólo que es el que más impresión da por lo cual también es el que más satisfacción produce.

    Existe una modalidad que se llama salto en “tandem”, este consiste en saltar con un instructor al que vas enganchada por delante de el del arnés. Es un paracaídas especial más grande. No necesitas nada más que aprender un par de cosas antes del salto. Es lo más seguro del mundo, vuelvo a repetir el tema de la organización o empresa que lo haga, tiene que ser de confianza. Te recomiendo que antes de decidirte vayas a conocer el ambiente y verlo en directo, después, tranquilamente en casa pienses en ello y decidas, si o no pero sin presiones tontas sobre cuestiones de “valor”.

    Otro deporte interesante es el rafting, produce mucha adrenalina es divertido y bastante seguro dentro de lo que cabe, si lo haces con profesionales.

    De verdad que te ánimo a que realices alguna actividad de este tipo si por dentro te esta comiendo el “gusanillo”.

    Os vuelvo a felicitar por el blog y un saludo a todas.

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  4. QUIERES SENTIR ADRENALINA URBANA, DATE DE ALTA EN UN DESPACHO DE COBRANZA O BIEN EN UN CALL CENTER DE VENDEDORA, ME PARECE QUE RECIBIRAS VARIADAS Y FRECUENTES EXPERIENCIAS EXTREMAS!!!!!!!

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  5. Apoyo lo que Monkey dijo. Yo tuve una aventura extrema esta misma mañana tratando de arreglar un problemita con mi sistema de cable local.
    Por cierto, deberías de intentar dar clases, esa también es una de las actividades más extremosas y peligrosas que el ser humano puede practicar en tierra firme.
    Brutal artículo como siempre Tuchita

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  6. Gracias chicos. Estoy anotando todas sus sugerencias.

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  7. Quieres deporte extremo sin quitar los pies de el piso y sentir la necesidad de volar a cada segundo? quieres saber que tu df es solo un parquesito de diversiones ?
    VEN A CHIHUAHUA CONOCE JUAREZ

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  8. Lo que pasa en Chihuahua no es deporte extremo, es una tragedia. Déjame decirte que lejos de desear que el DF se ponga más violento y deje de ser un parque de diversiones, yo rezo para que a Juárez regrese la seguridad y la justicia.
    Dios los bendiga.

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  9. Por eso me gusta tanto este blog! Tienen una manera taaan buena de decir las cosas que crean con sus lectoras (o al menos conmigo) un vínculo maravilloso. Describiste muy bien tu sensación además de que te entiendo perfectamente porque yo también me he sorprendido pensando en "¿Qué se sentirá aventarse de un paracaidas?" Me gustaría tener el valor de hacerlo al menos una vez para saber si me gusta o no, pero no logro obtenerlo todo para hacerlo; asi que, como tu, mejor me quedo con todas esas actividades extremas a las que nos conduce el día a día.
    Saludos a todas!!

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  10. ¡Gracias Isacielo! Nosotras también tenemos un vínculo increíble contigo.
    A ver si uno de estos días nos animamos a lo del paracaídas.

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  11. ¡marthitachula! ya somos dos gallinas, ah pero eso sí, bien guerreras jajjajaja. también me encantaría juntar todo el valor que me encuentre por ahí para lanzarme un día desde las nubes. sentir el aire con toda su furia sobre el cuerpo -especialmente la cara- y ver cómo ese mundo chiquito se hace más grande segundo a segundo es algo que se antoja vivir. lástima que mis nervios opinen lo contrario jajjajaja. en fin, tengo toda la vida para convencerlos. ¡y te aviso para aventarnos juntas jajjajajja!

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  12. De hecho, ya somos 3 GALLINAS que soñamos con superar nuestros terrores:
    Isacielo, tú y yo.
    ¡Así que a meditar para muy pronto saltar!

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  13. ¡Vamos, anímense chicas! Si un día reúnen la curiosidad suficiente (chequen que no dije la valentía) para aventarse en paracaídas ¡yo me les uno y lo hacemos juntas!
    ¡Sí a la adrenalina extrema! Créanme que no se arrepentirán ;)

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  14. Lo único que necesito es reunir el valor para subirme al avión, porque ya arriba, @GranComandante se encargaría de aventarme.

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  15. Martha, como siempre, exquisita. Ya me conoces y sabes que soy de tu equipo y no del de la querida Ana,... sorry!. El deporte extremo que practicamos a diario en esta ciudad y en nuestras actividades publicitarias con clientes nos tienen más que ocupadas!
    Gracias por este blog y por compartir... seguimos en el reto de la vida que, de por sí, es una actividad llena de energía, que requiere de toda nuestra atención... tal como un deporte extremo.
    Un beso,

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