Wednesday, August 17, 2011

Una mujer excepcional

25 mayo 2011

Una mujer excepcional

Hoy es el aniversario luctuoso número 19 de mi madre, una mujer cómo

pocas; con gusto impecable, elegante, inteligente, sensible, activista social,

cínica… todo.


Hoy siento la necesidad de celebrar su vida, de recordarla cómo creo que a

ella le gustaría ser recordada.


Silvia Piatok. Una sobreviviente del Holocausto, una sobreviviente punto.


Para mi mamá era muy importante que supiéramos su historia y la historia de

la familia, me contaba que ellos no sabían que eran judíos hasta que llegó

Hitler a recordárselos. Recuerdo que desde los 8 años yo veía películas y

documentales del Holocausto, obligada por ella, hoy no me parece taaan

buena idea, pero ella siempre decía, que no podíamos olvidar lo que pasó

nuestra familia, que debíamos perdonar, pero nunca olvidar.


Nos contaba millones de historias, nos contó que de churro los mandaron a

Siberia, de churro, por que era Siberia en vez de Auschwitz.


No había nada en el mundo que mi mamá disfrutara tanto cómo comer, decía

que había que aprovechar la comida mientras hubiera. Contaba historias de

su juventud, cómo “sólo tenía una falda azul marino y una blusita blanca

monísima” para salir, y que se veía “DI-VI-NA”. Fue socialista hasta que

descubrió que el Capitalismo era mucho más cómodo. Se sentía Aristócrata,

decía que ella era de Varsovia, el ombligo del universo.


Amaba ir al Palacio de Hierro y se refería a Liverpool cómo “El Puerto de

Liverpool”.


Tenía una ética laboral inquebrantable.


Se enfermó de cáncer a los 52 años, se dio cuenta de que estaba enferma

cuando ya estaba muy avanzado su cáncer de riñón. Se quejaba de dolores

en la espalda baja, pero lo atribuía al pobre soporte lumbar de su silla en el

trabajo, me decía que iba a hablar con su jefe para que le cambiaran su silla.

El día que le dijeron que estaba enferma ella nos dio ánimos a nosotros, nos

dijo que le iban a quitar el riñón y que todo iba a estar bien. Tuvo 12

quimioterapias de caballo, ella siempre con una sonrisa. Era tan sociable que

se hizo amiga de todos los pacientes de cáncer del Hospital Inglés, platicaba

con ellos mientras estaban todos en la quimio.


Un día me dijo que alguien le comentó que la mota era buena para las

secuelas de la quimio, un día fumamos juntas y creo que nunca me he

divertido tanto cómo esa vez.


Creo que lo más difícil era ver cómo se diluía mes con mes, se veía tan

chiquita, con su mascada en la cabeza, siempre elegante, hasta el último día.

La última vez que la vi, hizo un “thumbs up”. Esa es la esencia de mi mamá,

un thumbs up, un positivismo casi molesto, un “al mal tiempo, buena cara”

perene.


Mi mamá y yo tenemos muchas en común, la que más me duele es que ella

también perdió a su mamá a los 20 años.


Han pasado 19 años y no hay día en que no la extrañe y la necesite. Dicen

que el tiempo cura las heridas, para mi el tiempo que ha pasado me permite

funcionar, pero hace más evidente la ausencia. Todos los momentos felices

se vuelven agridulces porque no los puedo compartir con ella.


Sé que está feliz dónde quiera que esté, seguro rodeada de gente

maravillosa cómo ella.

--- por Amy Kegan @AmyKegan

3 comments:

  1. El pasado puede o no explicar el presente. Es irrelevante. Pero es necesario que el pasado venga al presente sirviéndose de todos esos bellos recuerdos. Y cada día que vivimos en que el pasado está presente, es un Gran día. Cada día que pasa es... Un día más... y también un día menos.
    Amy me parece admirable y padre que recuerdes todos los días. Cada pérdida es única, sin duda, y no veo cómo justificar lo ocurrido.
    Sin embargo, se me ocurre que entre todos podemos tratar de quitar ese toque agridulce y definitivamente apoyar la felicidad de cada momento que hoy vives. Buen post.

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  2. Qué lindo tu post, justo estoy leyendo una novela de la 2a guerra mundial que narra dos historias paralelas una de ese tiempk y otra del actual y al revivir y recordar las terribles imágenes y episodios de una parte de la historia donde tantas personas sufrieron de manera terrible puedo entender sin duda el optimísmo de tu madre y sus ganas de disfrutar la vida al máximo. Felicidades y piensa siempre que desde donde quiera que esté ella te ve y es feliz sabiéndo que tú lo eres.

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  3. La historia de la mariposa que deja de volar para dejar su esencia en los sentidos y libre el cielo para que su pequeña oruga abra las alas a los vientos que bullen del pasado.

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