Thursday, June 30, 2011

ABRAZANDO EL PERDÓN COLECTIVO.

México es un país cargado de culpas. Ajenas y propias. Individuales y colectivas. Conscientes e inconscientes. Religiosas y laicas. Nos educaron para sentir culpa de todo: por lo que hicimos y por lo que dejamos de hacer; por lo que pensamos y por lo que nos hacen pensar; por lo que se pudo y por lo que no se pudo.

Y las culpas del pasado proyectan miedo al futuro. Y nos ausentan del presente.


El miedo que vivimos en México es resultado de las culpas que cargamos del pasado. La cruz que nos tocó vivir, dirían las voces más conservadoras. Aquellas que sostienen que la vida es para sufrir. Y que la paz sólo se puede obtener después de la muerte, siempre y cuando uno se haya portado bien en vida. Y portarse bien es obedecer al pie de la letra las órdenes del miedo disfrazado de razón institucional.


La moral del miedo es dogmática y conservadora, desde hace siglos.


Vivir sosteniendo una buena carga de culpas era ser buen hijo, buen cristiano y buen mexicano. Era que por fortuna finaliza ahora en estos tiempos.


Así crecimos la mayoría. Y así piensa el imaginario colectivo que proyecta la televisión y escribe los discursos de los políticos y habla desde el púlpito de las iglesias. México es más grande que sus problemas: es la frase que decreta como eternos los sufrimientos del país. Y de alguna manera, entre todos hemos sostenido este pensamiento con nuestras quejas y nuestro pesimismo crónico. Piensa mal y acertarás: otra frase guillotina que nos mantiene postrados de miedo e impotencia ante lo negativo. Ante el mal y la desgracia. Ante la miseria y la pobreza. Ante la inseguridad y la violencia. Ante la corrupción y la impunidad. Ante el diablo mismo que habita entre nosotros. Y por ello desconfiamos de todo y de cada uno, lo que nos impide trabajar en equipo, como un cuerpo colectivo.


Sentir culpa, ser víctima, es señalar como culpables de mis males a los demás.


Crecí en una familia conservadora, católica. Estudié con los Hermanos Maristas. He vivido el peso de la culpa en carne propia. Y gracias a este andar he comprendido que en este punto de quiebre histórico, las culpas colectivas pueden ser el mejor aliado de nosotros. Porque en realidad, las culpas son cargas de luz apagadas, en negativo.


Hay que encenderlas, uniendo el lado positivo a la visión negativa para que se revele la luz de la verdad 360 grados.


Todo es una polaridad, los opuestos son complementarios, no contrarios: hombre y mujer, sol y luna, día y noche, luz y oscuridad, positivo y negativo, izquierda y derecha. Cuando logramos unir las polaridades, la luz se enciende y nos revela el para qué del camino. Dejar de juzgar los hechos como cosas buenas o malas y aceptarlos como son: hechos de verdad.


La realidad no es lo que juzgamos de ella, sino lo que es. La verdad es un contraste de luz encendida por la unión de los opuestos.


Desde esta perspectiva, México está en plena labor de parto. Está naciendo entre nosotros una consciencia colectiva que no es nacional, sino planetaria. Es por ello que el viejo sistema de la dualidad está en crisis terminal, tiene que colapsar al tiempo que florece el reino natural del todos somos uno.


Las contracciones del miedo, la violencia de los espasmos, la sangre y la incertidumbre son los síntomas últimos del inminente parto de luz.


¿Por qué en México? Porque es un país cargado de culpas históricas, con una resistencia única y con una fe inquebrantable. A pesar de todos los pesares, aquí estamos. Hay que recordar que la luz se hace en base a resistencia. Cuando nos perdonamos, nos descargamos de culpas y encendemos la luz acumulada en nuestras resistencias.


Y el perdón, además, ayuda a descargar culpas ajenas. El perdón dado a regañadientes por la razón oficial en Chapultepec, es el inicio del perdón colectivo.


Aplaudo la valentía tanto del presidente por encarar como la del poeta por exhibir. Cada quien en sus posiciones: un presidente agotado de no poder frente a un poeta fortalecido de dolor. Razones gastadas frente a latidos vitales. Ambos cumpliendo al pie de la letra su misión histórica.


La nueva luz naciendo de las cenizas de las culpas que mueren.


El perdón es una fuerza que se nos otorga cuando entregamos nuestras culpas al universo a cambio de luz propia. Un abrazo colectivo enciende de luz las culpas que nos han enfrentado a los unos contra los otros. Es el inicio de la era de la unidad. El perdón nos libera y nos hace responsables.


Ser artesanos de la vida es aceptar la luz de la creación en nuestras manos.


Y así, la serpiente del juicio final se transmuta en águila real, principio de libertad. La profecía ancestral se cumple y la serpiente emplumada eleva su vuelo. Renace la luz del corazón que nos abraza a todos porque somos uno.


Caminar con los brazos abiertos, en señal de perdón, es entregarnos al abrazo del presente divino.

yo_lo_creo_


--- por Santiago Pando @SantiagoPando

Tuesday, June 28, 2011

LO QUE EL CORAZÓN LOGRÓ EN CHAPULTEPEC.

Al testigo de honor.

Después de leer buena parte de los artículos y narraciones del encuentro entre el poeta y el presidente, me queda relatar lo que el corazón logró en Chapultepec: el diálogo sucedido en el mundo interno del presidente y el poeta. Una cosa es la forma de la fachada, otra el fondo de la estructura. Por dentro, la situación no se reduce a viva el legítimo o muera el espurio. La vida no es en blanco y negro.

En el interior hubo un encuentro de almas, ambas de formación cristiana. Y en las profundidades del alma, un estado de miedo policíaco se miró en el espejo del Estado de amor incondicional.

Mientras el presidente, lógico, seguía entercado en su posición, por dentro de él, algo se le movía de una manera diferente a lo acostumbrado en el mundo de la política donde todo es máscaras y medias verdades. La voz del poeta caló hondo, no me cabe duda; sin embargo, quienes le quebraron sus defensas aparentemente invencibles fueron las voces de las víctimas. Le resquebrajaron su sistema inmunológico, por decirlo de alguna manera, y logró sentir el dolor de la realidad provocada por sus propias decisiones. No es lo mismo ver estadísticas y escuchar voces expertas en la materia, a sentir las palabras del dolor encarnado. No había los guardaespaldas adecuados como para protegerlo ante tal embate de latidos y ráfagas de amor.

El corazón no anda con rodeos: dispara balas de plata. Capaces de penetrar las murallas del miedo y sus razones. A partir de ahí, estoy cierto, nadie es el mismo.

El presidente recalcitrante se dobló ante la serenidad del poeta. Su mecha corta no hizo más que exhibir el tamaño de sus demonios. Nada es más pesado para un católico practicante de las formas, como el presidente, que el peso de sus propias culpas. Está agotado de excusas y vacío espiritualmente. Se siente tan culpable por dentro que él mismo adelanta su sentencia condenatoria ante los ojos de la injusta historia.

Las culpas proyectan en el futuro los miedos que uno carga.

Para un panista, mira que los conozco, la política es una especie de apostolado,

cuya misión, dicen, es hacer el bien común a través de gobiernos humanistas. Desde esta perspectiva, imaginemos el tamaño de culpa que carga el presidente de la guerra de los miles y miles de muertos. Imaginemos lo que por dentro sentía cuando escuchaba, junto a su esposa, las voces desgarradoras de cada una de las víctimas de su política de estado. Imaginemos por un instante, cómo se le revelaba por dentro la otra parte de la película de su mandato, aquella que quizá por soberbia no había querido ver desde las cuatro paredes de su búnker. El presidente se enfrentó ante el salón de los espejos. Y las formas de la razón fueron desnudadas por el fondo del corazón, hasta perder el juicio.

Y es que verse reflejado como alguien indolente ante la muerte y el dolor del prójimo, no es propio de un cristiano practicante de su fe.

De por sí la doble moral tiene un costo muy alto cuando se guarda sólo dentro de los roperos de la vida privada. Ahora, cuando es parte de la vida pública se torna en una deuda tan pesada que te dobla. Y entonces es cuando puedes transformar la carga oscura en luz interna.

Las voces del dolor doblaron la intransigencia del ser humano que habita dentro de la investidura del presidente. Para Felipe de Jesús, antes que nada, está la fe católica que le inculcaron en su natal Michoacán. Es un bien nacido, como ellos mismos se llaman.

Y el perdón es el único camino, lo dijo Jesús, el resucitado, que no es el mismo que sigue muerto en la cruz de las culpas y los dogmas.

En Chapultepec, el presidente esgrimió sus razones bélicas, y el poeta le mostró su corazón en paz. Los manotazos a la mesa delataban que la violencia sí viene en gran medida de los pinos, mientras la templanza a prueba de bala del poeta, le mostraba el camino hacia la luz interna. Calderón jugó ajedrez político. Sicilia le abrió el juego superior del corazón compartido. Uno hablaba de teorías de guerra, el otro le entregaba su ejemplo de paz. Un mano a mano que ejemplifica el cambio de paradigma que estamos viviendo tanto individual como colectivamente.

Qué queremos: ¿tener la razón o vivir en paz?

Perder la razón que nos enfrenta para encontrarnos en el corazón que nos abraza, es el camino de Jesús. Y de Gandhi. Y Luther King. Y Nelson Mandela. Y Lennon. Y ahora también de Sicilia y de cada vez más ciudadanos en México y el mundo.

Para los que dicen que el Diálogo en el Alcazar de Chapultepec no sirvió de nada, los meses que vienen serán inexplicables, y sorprendentes. Podrán palpar en vivo una historia de transformación nacional, que para muchos es todavía inimaginable. Y que es y será ejemplo, faro de luz, para todo el planeta.

La historia de lo que el corazón logró en una tierra de amor llamada México.

yo_lo_creo_

--- por Santiago Pando @SantiagoPando

Friday, June 24, 2011

La virtud de la maldad

Hoy me levanté y le di una patada a mi hermoso y adorable perrito. Una patada fuerte y bien colocada, digna de Messi. Y para mi sorpresa, verlo volar por los aires y lanzar un aullido desgarrador me regaló un extraño y desconocido placer. Me hizo probar, por primera vez, las mieles de la maldad.

Estaba desconcertada. Cada mañana antes de éste día, secretamente había deseado tener la capacidad de patear a esta peluda criatura al ver que, sin importar las horas invertidas en su entrenamiento formal, se había orinado sin misericordia en el sofá. Pero siempre me contenía. Siempre flaqueaba al ver sus ojitos encantadores y su colita moviéndose alegremente para saludarme. Hoy, ni siquiera esperé al acostumbrado ritual en el que yo fingía que iba a caer sobre él un castigo apocalíptico y él fingía que estaba arrepentido de su desobediencia canina. Hoy….¡PATAPLUM! Patada certera, cruel y vengadora. Pero lo más sorprendente es que fue una patada libre de remordimiento y culpa.

No me podía reconocer.

Hagamos un poco de historia. Desde niña me di cuenta de que yo no era del todo normal. Algo faltaba. No sabía qué, exactamente, pero era distinta a mis hermanos, a mis compañeritos del colegio, a mis primos, al resto de la humanidad. Me tomó un tiempo entender el por qué de mi peculiaridad, pero con los años lo supe. Nací sin el cromosoma de la maldad.

Ríanse si quieren, pero para el que carece de este indispensable gen, la vida puede ser un auténtico martirio.

Una de las primeras habilidades que se pierden es la de decir que no. No. Esa palabra tan pequeñita, pero tan poderosa. Cuando te falta el cromosoma de la maldad, uno de los síntomas que se manifiestan de inmediato es el sí irracional. Sí a todo. Sí a las cosas que te provocan desde aburrimiento hasta horror declarado. Sí a los compromisos que no quieres aceptar. Sí a los favores que no quieres hacer. Sí al dinero que no puedes prestar. Sí a salir con ese galán que no te gusta pero al que te da pena romperle el corazón.

Carecer de maldad te hace apreciarla de un modo distinto. Lejos de considerarla un defecto, empiezas a verla como una virtud, como un medio para marcar tu territorio en el mundo, para defenderte de la “virtud” de otros, es decir, de su amenazadora y envidiable maldad.

Por eso fue que la empecé a desear, a pedir, a invocar. Yo quería ser mala. Malísima, de ser posible. Y no sé si fue un ángel o un demonio el que al parecer me concedió este ruin anhelo de la noche a la mañana.

Emocionada y todavía algo incrédula, decidí salir a estrenar mi nueva condición de villana. En el pasillo, le hice notar a mi vecina que la veía muy “repuestita” después de sus vacaciones y que si no se cuidaba, la del 8 le podía arrebatar a su ya de por si distraído cónyuge. Qué gustito que me dio.

Ya en la calle, la viejecita de siempre me pidió que la ayudara a cruzar la calle. “NO”, le dije con fría indiferencia. “NO, porque cada vez que la ayudo a cruzar a paso caracol llego media hora tarde a mi oficina. NO, porque en vez de ayudarla a llegar a la otra orilla me provoca aventarla frente al metrobús y acabar por fin con su solitaria e inútil existencia. Y NO, porque no se me da la gana, así, sin más” .

Dios mío….no lo pensé. Lo dije. Lo dije en voz alta. Qué placer.

En la oficina, me atreví por fin a informarle a mi asistente que era un asno sin redención y que lo iba a transferir …..a su casa.

Al día siguiente, le arrebaté su paleta a una niñita, le grité al mesero, insulté al policía y subí unos videos de mi ex novio bailando en paños menores a youtube.

Para el fin de semana ya había esparcido rumores sobre la del 8 con la del 6 y sobre la del 6 con la del 8. Había rayado el coche de mi jefe en justa retribución por las largas horas extra que me había forzado a trabajar. Había cambiado la correspondencia de los diferentes buzones. Había sembrado la discordia en la junta de condóminos. Había roto la auto-estima de varias amigas. Había dicho no a favores, solicitudes de préstamos, donativos y cualquier acto no egoísta.

Era tanto mi gozo que no reparé en que había caído en el error de muchas neo-villanas:

La maldad debe dosificarse. En primer lugar, para engañar al prójimo, confundirlo y ya habiendo ganado su confianza, apuñalarlo por la espalda como hace todo ser perverso que se respete. Y en segundo, porque en este mundo tan lleno de violencia, acumular tantos enemigos al mismo tiempo puede resultar muy malo para la salud.

No alcancé a ver quién fue el que me aventó la maceta desde el décimo piso de mi edificio. Pudo ser cualquiera. La del 6. La del 8. Mis días de maldad duraron poco. En las telenovelas, las villanas suelen ser más resistentes.

Mi funeral fue un evento muy desangelado. No fue ni el sacerdote. ¿Qué es esto que siento? FURIA. Bola de desalmados. Me la van a pagar. No contaban con que todavía puedo ejercer como un horrible, aterrador e inoportuno espíritu chocarrero.

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!


--- por Martha Soler @cholechita @estrogeno3

Monday, June 20, 2011

Conversando con un ángel

Recuerdo que desde muy pequeña mi madre siempre miraba hacia el cielo y decía que las nubes son el hogar de los ángeles.
Siempre me preguntaba cómo era un ángel y hasta hoy creo tener respuesta.
Un ángel es una fuerza de amor es una familia, es parte de nosotros.
Ellos nos dan la sanidad, se llevan nuestras cargas y nos dejan a cambio una sonrisa.
Platican con nosotros y nos dejan mensajes como éste.
Sonríe y veras como tu mundo se llenará de felicidad.
Da amor y nunca te faltara quien te ame.
Perdona y serás perdonado.
Aumenta tu fe en ti mismo y lograrás tocar el cielo.
Aclara tu corazón y pensamiento y veras la transparencia del mundo.
Nunca olvides que Dios siempre nos bendecirá con el amor de un ángel.
Comparte tus penas y problemas, deja que te ayude.
Él siempre estará contigo y nunca te abandonará.

Toma su mano, no te sueltes y empieza a volar con él.

Dedicado a todos mis ángeles que siempre velan por mi:
Chiqui, Don Neto, Nino, Eli, Uriel y a toda la familia celestial,
Gracias infinitas.

Atte.
Su pequeña niña Amanda

Friday, June 17, 2011

EN NUESTRAS MANOS

Para Marco Ferrara



El poder de unirnos está en nuestras manos: somos ciudadanos libres. Mientras estemos partidos, seguiremos indefensos.


La unidad es el poder del todos somos uno.


Cuando un asaltante nos saca una pistola en la calle, acaso nos pregunta: ¿eres de izquierda o de derecha? Tampoco nos preguntan de qué partidos somos cuando sufrimos una injusticia a manos de las autoridades de cualquier color. Simplemente abusan de nosotros, saben que estamos indefensos, la impunidad aún los protege. Y mientras estemos separados, seguiremos en sus manos. Nuestra principal debilidad, la desunión, ha sido precisamente su fortaleza.


Las dictaduras, sean de izquierda o derecha, han oprimido por igual al ciudadano común.


Y en México, y en buena parte de los países llamados democráticos, se vive una dictadura de partidos. Una supuesta democracia de intereses distintos a los de los ciudadanos. Donde la corrupción y la impunidad son el aceite que engrana el motor de la injusticia social. Y donde los ciudadanos soportamos en carne propia los abusos del poder político y del crimen organizado, que terminan siendo espejos de sí mismos.


En las dictaduras se vive con miedo porque nos hacen sentir sin poder.


La fortuna es que hoy tenemos en nuestras manos el poder para cambiar la realidad de las cosas: la web. Las redes sociales nos están ayudando a recordar lo que podemos lograr, y a la velocidad que podemos hacerlo, cuando nos conectamos. El mundo virtual es en realidad el reino del Espíritu.


Por mi raza hablará el Espíritu. El lema de la UNAM es también la visión del vuelo del águila. México más que un país es un Gran Espíritu. Y nosotros la raza cósmica.


En nuestras manos está el despertar del Gran Espíritu que es México: la unidad es su manifestación. En nuestras manos significa hacernos responsables de la realidad, dejando de culpar a otros. En nuestras manos significa pensar más grande para volar más alto. En nuestras manos significa recordar el linaje de sangre en nuestras raíces. En nuestras manos significa un cambio de mirada, para que las cosas cambien de forma.


En nuestras manos está la sabiduría de nuestros ancestros, y la luminosidad de nuestros hijos. Nos toca darnos el abrazo colectivo. Dar el ejemplo para todo el mundo. Despertar en nosotros mismos el Gran Espíritu que es México.


Ser los artesanos del parto de una nueva luz, está en nuestras manos.



yo_lo_creo_


--- por Santiago Pando @SantiagoPando

Monday, June 13, 2011

La mirada del poeta

A Javier Sicilia, el Poeta.


Paradójicamente Javier se apellida igual que como se llama la isla donde se dice que nacieron los primeros mafiosos: Sicilia. Y es poeta. Y está herido de muerte.


Y su dolor lo ha hecho caminar por senderos tan insospechados para él mismo, que todo parece indicar que se trata de alguien predestinado.


Muchos ciudadanos agraviados por la podredumbre de un sistema de justicia cruel e inhumano han levantado la voz a lo largo de los últimos años, más es la primera vez que un poeta lo hace en primera persona. Con esa voz dulce y a la vez enérgica que los caracteriza. Transmutando el dolor en palabra, y la rabia en cadencia. Abriendo una compuerta que no estaba contemplada por los bandos en guerra: el amor.


Todo nace del dolor de lo que muere. La primavera brota de los restos fríos del invierno.


Mientras la razón oficial y el crimen organizado, espejos de sí mismos, repiten como merolicos sus sinrazones, el poeta les habla de amor al prójimo, de perdón y compasión. Mientras que el presidente enciende los ánimos de guerra, y acentúa aún más las divisiones, el poeta en cambio, habla de unidad como la única forma de alcanzar la paz.


Qué fácil es declarar una guerra cuando no son tus hijos los que se sacrifican.


Cuando un presidente habla de guerra la está decretando. La palabra es el principio de la acción. Entre más hable un dirigente de guerra, más violencia habrá. Las palabras de miedo acaban convertidas en hechos de odio. La guerra política llevada a violencia en las calles. Todo aquel que detona una guerra en realidad está en pleito consigo mismo.


Y, al final, la guerra termina provocando algo distinto a lo planeado por los estrategas del miedo: provoca un pensamiento de unidad y paz.


El poeta nació, creció, y maduró espiritualmente hasta llegar a este momento histórico donde su mirada periférica tiene la misión de abrazar tantas voces y de hilvanar tantos caminos. Sólo la mirada de un poeta puede hacer visible la red de un solo corazón. El poeta no razona, palpita. No habla, canta. No ofende, desnuda. No juzga, ilumina. No violenta, pacifica. No lastima, consuela.


La fuerza política se sustenta en nuestras divisiones. El poder ciudadano nace de la unión de corazones. Los ciudadanos en México, y el mundo, están despertando. Gracias a las redes sociales se están uniendo y levantando la voz cada vez más fuerte. Es un parto de luz pública.


La mirada del poeta es de 360 grados. Es la mirada periférica, donde cabemos todos.


El despertar de la conciencia colectiva es un hecho. Al igual que el fin de la guerra política de la división. La serpiente de la dualidad se arrastra hasta que el águila de la unidad vuela. Los ciudadanos somos el águila que abrazados desplegamos las alas. Y, entonces, se cumple la profecía: México convertido en faro de luz del planeta.


La mirada del poeta refleja el amor a nosotros mismos.





Foto y texto: Santiago Pando @SantiagoPando

Thursday, June 9, 2011

El mayor regalo de papá

Mi hermana menor se encontraba acostada en la cama mientras hacíamos vigilia cuidando a papá. Hacía tan sólo 3 meses que le habían diagnosticado cáncer de páncreas en su etapa terminal.

Terminal. Esa palabra ocupa todo el espacio y no deja lugar para la esperanza. Los médicos nos dijeron que no había mucho que pudieran hacer. "Llévenselo a su casa a morir. Le quedan 3 meses aproximadamente de vida y no hay nada más qué hacer por él”.

Como se podrán imaginar, una noticia así cimbró a la familia entera. Él era nuestro pilar, nuestra roca, el gran roble en cuya sombra nos cobijábamos todos nosotros.

Nos volvimos detectives. Investigadores. Buscamos cualquier tipo de información sobre medicamentos alternativos, remedios ancestrales, lo que fuera y estuviera en nuestras manos.

Papá, como el gladiador que era, nos dijo "No nos vamos a dejar vencer". Palabras suficientes para que los corazones se nos llenaran y siguiéramos en la lucha por la vida, aún ante tan funesto pronóstico. Fueron los 3 meses más angustiosos, dolorosos y a la vez los más maravillosos que pudimos vivir.

Deben saber que papá y yo tuvimos siempre una relación mágica. Él conservaba hasta sus últimos días una carta que le escribí de chiquita donde le decía que lo quería no porque fuera mi padre sino porque era mi mejor amigo. Así éramos los dos, los mejores amigos.

Circunstancias de la vida y errores que cometen aún los padres más perfectos lo llevaron a buscar refugio en mi casa por una temporada. Por un mal entendido, se fue lastimado. No volvimos a hablar por dos largos años. Durante ese tiempo traté de suavizar las cosas entre nosotros pero encontraba una respuesta áspera, que hoy entiendo venía más del dolor que de falta de amor hacia mi.

El tiempo de separación terminó abruptamente al recibir la espantosa noticia. No lo pensé ni un segundo:

Tenía que estar a su lado, quisiera él o no. Por fortuna, en el momento que me vio llegar al hospital me sonrió como siempre y yo corrí a abrazarlo. A partir de ese momento no me despegué de su lado.

Tuve la enorme fortuna de contar con jefes y amigos de gran corazón que me permitieron salir de mi trabajo para acompañarlo mientras la enfermedad mermaba su magnífico ser. Porque no sólo consumió su cuerpo. El dolor poco a poco fue acabando con su esplendoroso espíritu.

Esos tres meses nos permitieron decirnos todo lo que nos teníamos que decir. Y aunque no fuera necesario pues no había nada qué perdonar, aún así nos perdonamos mutuamente. Yo le dije que todo lo que yo era, como hija, mujer, amiga, trabajadora, lo era de alguna u otra forma por él. Él me dijo lo orgulloso que se sentía de mi. Como siempre, tenía el don de hacerme sentir especial.

El pronóstico de los médicos no podía ser más atinado. Papá murió la noche del 18 de marzo de 2004 y yo estuve ahí. ¡Qué curioso! El único miedo que tenía yo de chiquita era que él muriera y yo estaba a punto de presenciarlo.

Durante todo ese día no paraban de llegar personas que, enterándose de su estado, querían despedirse de él. Su casa parecía romería. Entraban y salían gentes de todas las edades, tamaños y clases sociales. Papá se consideraba un ser privilegiado, un hombre rico, pero no por el dinero sino por los amigos que tenía y la gente que lo quería. Se sabía bien querido y no era gratuito. Era un hombre extraordinario. Elegante, sonriente, siempre generoso tenía un gesto amable para todos y cada una de las personas que se encontraba en su camino. No puedo decirles lo conmovedor que fue ver las filas de gente esperando poder pasar a decirle lo especial que había sido en sus vidas, aún sabiendo que estaba sedado a causa del inmenso dolor que padecía.

Finalmente llegó la noche y todos se fueron. Mi hermana y yo nos ofrecimos a pasar la noche con él. Algo me decía que no debía separarme.

Fui a mi casa por una muda de ropa y de regreso pasé a comprar un libro que me acompañara en las horas de vigilia. Me llamó la atención la portada de uno que tenía la fotografía de una caja envuelta como regalo con un moño rojo. El título: El Presente. Lo compré y me fui a la casa de mi papá.

Clau se acostó en la cama (papá ya no soportaba estar acostado por lo que dormía en un reposet) y yo me senté a su lado. Puse en mi iPod la música de la película Amelié y compartí mis audífonos con él. Pensé que la música le podía venir bien. Saqué mi libro nuevo y comencé a leer. No avancé mucho. Como a la tercera página entendí que "El Presente" estaba dedicado precisamente al mayor regalo que tenemos: el aquí y ahora, nuestro momento presente. Una vez que me cayó el veinte, tomé la mano de mi papá y le agradecí por todo lo que me había dado en la vida y por permitirme estar en ese preciso momento a su lado. Le di gracias a Dios por permitirme estar con él. Me puse a orar. Justo cuando acabé de hacerlo, volteé a ver a papá y de su cuerpo salió su último aliento. Pude estar con este esplendoroso y amoroso ser en el último suspiro de su vida. Por ello no puedo más que sentirme afortunada.

Papá y ese momento me dieron el mayor regalo que he recibido: Entender que no tenemos nada más maravillo que el PRESENTE. No importa cuán difícil o duro pueda ser, está en nuestro poder decidir cómo lo vivimos. Está en nuestros corazones y en nuestras mentes convertir, aún la despedida más devastadora, en un instante mágico de conexión y amor. Cada instante de nuestra vida nos da razones para sentirnos agradecidos, para apreciar lo que tenemos y a la gente que nos hemos encontrado en el camino. No puedo imaginar un regalo más grande.

Papá está presente en mi vida porque su recuerdo, sus enseñanzas, su ejemplo y su amor permanecen en mi corazón. El libro, nunca lo terminé.

--- por Ana Patricia Castañeda @GranComandante @estrogeno3

Monday, June 6, 2011

PARTO DE LUZ PÚBLICA.

La guerra contra las drogas ha fracasado con consecuencias devastadoras para personas y sociedades de todo el mundo. Comisión global de políticas de drogas.


Estamos viviendo un momento de alumbramiento colectivo.

Un cambio de paradigma: soltar la batalla milenaria de los buenos contra los malos para unirnos al despertar de la conciencia del todos somos uno.

La evolución marcha sobre ruedas.

Una caravana de paz recorre parte del país. La caravana del consuelo le han llamado.

Un movimiento, de contracciones cada vez más frecuentes y profundas, que surge del dolor. Estamos hablando de un parto de luz pública. El nacimiento de una nueva conciencia colectiva: la unidad.

Nacer duele. Hay que soltar las amarras del pasado para poder abrir las alas del presente.

Y mientras la caravana rueda por los caminos hacia el norte del país, miles y miles de ciudadanos libres, sin partido, llenan de amor las plazas públicas de todo México. Un águila real blanca desplegando sus alas de libertad por todos los rincones de la nación.

Tomar la plaza pública, como se hizo en España, es ayudar al parto colectivo de luz.

Es recordar lo que es ser ciudadano. Es honrar a los ancestros y bendecir a nuestros hijos. Es escuchar el llamado del Gran Espíritu que hace sonar el caracol en todas las direcciones.

Es la unión del cielo y la tierra. Abrazo del pasado con el futuro. Y puente entre la izquierda y la derecha.

Parto que se comparte entre abrazos, besos, lágrimas y sonrisas. Parto que duele y conmueve. Parto que alumbra con fuego el corazón de una nación. La verdad ciudadana transmutada en luz pública y conciencia global.

México como faro de luz del planeta.

Y un pensamiento de unidad baña de luz las naciones hermanas de Latinoamérica. El contagio es exponencial. Por arriba de las montañas sagradas vuelan juntos, como la profecía indica, el águila y el cóndor.

Es la unión de los dos hemisferios, el fin de las fronteras que nos separan.

La razón oficial es una cosa, la verdad histórica es otra. Una responde a intereses políticos, la otra al latido de los ciudadanos. Entre más se justifica la razón institucional, más gana poder la verdad callejera, el latir colectivo. Mientras las instituciones se pudren por dentro, una verdad superior renace: es la unidad ciudadana.

Nacer, dar a luz al final del túnel oscuro, es un acto de fe.

--- por Santiago Pando @SantiagoPando

Friday, June 3, 2011

Carta a un amor imposible

México, D.F. , a 9 de mayo del 2011


Mi adorado tormento,


Nunca he sido especialmente afortunada en el amor, pero contigo me gradué en el arte de las relaciones imposibles.

Recuerdo muy bien la primera vez que te vi. Parecías una criatura de otro mundo. Me enamoré a la velocidad de la luz y supe desde ese momento que estaba irremediablemente perdida. El único consuelo que sentía es que esta fiebre intempestiva parecía ser mutua.

Quizá algo que nos unió de inmediato fue el simple hecho de conocernos en una convención para fanáticos de Star Wars. Somos, por lo general, seres incomprendidos por la sociedad, que no entiende nuestra fascinación colectiva por Luke Skywalker, Yoda, Darth Vader, R2D2, C3PO. Mucho menos, la tradición de transformarnos, aunque sea por un día, en los personajes de esta serie que se ha convertido en un culto. Por primera vez, tuve la esperanza de que un hombre entendería esta excéntrica inclinación que me había consumido durante tantos años. Después de todo, se notaba que habías invertido horas en tu disfraz , que superaba por mucho al de todos.

¡Qué día más maravilloso pasamos! Recuerdo que casi no teníamos que hablar. Había una comunicación telepática entre los dos. Nunca me había sentido tan comprendida. Era como si pudieras asomarte dentro de mi mente y ver proyectados mis más íntimos pensamientos y deseos.

Cuando me sugeriste dar un paseo, sólo pensaba en perderme contigo. Te di la mano y caminamos juntos al estacionamiento. Hasta tu coche me cautivó. Era como uno de esos modelos futuristas japoneses.

-Vamos a mi casa, dijiste en un suspiro. Quizá debería haber vacilado, pero la pasión que se había despertado en mi era más grande que la prudencia y las recomendaciones del Cosmopolitan.

-Vamos.

No sé cuántas horas pasaron antes de que volviera a abrir los ojos. Estaba en una especie de plancha dentro de un extraño quirófano y tú, el objeto de mi deseo, sostenías unas pinzas.

Te veías apenado, ¿recuerdas? Me dijiste:

-No tengas miedo. Déjame explicarte. No te lo dije antes porque por alguna razón, las mujeres no toman demasiado bien el hecho de que soy extraterrestre. Y yo simplemente TENÍA que estar contigo.

Ahí fue cuando me alteré. No sabes cuánto siento esas palabras que te dije entonces. Todavía puedo escucharlas:

-Mira, pedazo de animal intergaláctico. Yo prácticamente ya salí con todos los terrícolas y permíteme decirte que dejan mucho que desear. Nuestra especie se ve afectada por el mal del miedo al compromiso.

¿Que eres de otro planeta? Qué más da, por Dios. Como está el tráfico en mi ciudad, da igual si me vas a visitar desde Urano que desde Satélite y más con la velocidad que agarra este traste al que me subiste. Y si vieras a algunos de mis ex novios, entenderías por qué no me parecen tan graves tus escamas, tus antenas, tus 6 ojos. Pero lo que me parece imperdonable es que hayas experimentado conmigo en la primera cita.

-Perdooon…es la fuerza de la costumbre.

-Y a todo esto….¿ siquiera eres soltero?

_Ehhhhh, hummm, ehhhhh….

No había nada más que decir. Otra vez, me había enamorado del hombre (bueno, en este caso de un Askawukie) equivocado. Literalmente, me hiciste despegar los pies de la tierra y el aterrizaje fue brutal. Te pedí que no me buscaras más, que no intentaras llevarme de paseo y luego borrar mi memoria. Te pedí que regresaras con tu lagarta. Y no lo digo despectivamente. Tu mujer es, de hecho, una lagarta.

Sin embargo, a pesar de todo, desde ese viaje que hicimos juntos no he dejado de pensar en ti. Cuando nos despedimos, estaba enojada y no pude decirte lo mucho que habías significado para mi en el poco tiempo que compartimos. No te declaré el amor tan grande que me consume hasta la fecha. No te dije lo maravilloso que fue perderme en tus múltiples ojos.

No tengo forma de comunicarme contigo. Mi única esperanza es esta carta, que entregaré a Jaime Maussan, por si algún día hay algún avistamiento, alguna señal del cielo.

Sé que lo nuestro es imposible, pero quiero que sepas que en la tierra, hay una mujer que suspira y suspirará siempre por ti.


Con pasión ciega (literalmente),

Martha


--- por Martha Soler @cholechita @estrogeno3