Tuesday, May 31, 2011

Mirada 360 Grados

Ahora en Ciudad Juárez no es extraño ver en una misma mesa, esbozando planes de reconstrucción, a jóvenes radicales de ultraizquierda al lado de empresarios conservadores, igual que a médicos, campesinos, defensores de los derechos humanos, monjas, feministas, universitarios, colectivos de artistas y familiares de víctimas. Marcela Turati, Proceso, 22 mayo 2011.


La mirada 360 grados es aquella que abarca de izquierda a derecha, de arriba a abajo y de atrás para adelante.

Es la mirada periférica, la visión del águila real.

Es el punto de sincronía, o de cruz, como le llaman los Mayas. Es cuando aceptas el todo, sin regatearle nada. Es trascender las posturas radicales que nos dividen y los prejuicios morales que ensucian de culpas y arrepentimientos la mirada. Es unir todo el espectro de la película de la vida: espejo humeante.

El espejo tiene dos lados: separados son medias verdades, unidos complementan la verdad.

Todos los prejuicios son conservadores. Son como basuras energéticas que empañan la mirada, y no nos permiten ver la realidad tal y como es. Es una mirada parcial y mal intencionada.

Piensa mal y acertarás: la frase guillotina.

Es como ver la película de la vida en blanco y negro: ¿Acaso todos los empresarios son explotadores al servicio del imperio y todos los luchadores sociales son violentos y rijosos? ¿O todos los de derecha son mochos y los de izquierda dogmáticos? La respuesta, en la mayoría de los casos, definitivamente es no.

Todo lo que uno juzga por fuera es aquello, propio, que no se reconoce por dentro.

Seguir creyendo en la superioridad moral de una postura política, religiosa, cultural o espiritual, sobre otra, es igual de arcaico a pensar que el hombre es superior a la mujer.

O que los indígenas en verdad son ignorantes. O que hay gente bien y gente con mala suerte. O que los políticos son la salvación. O que otros tienen la culpa de todo.

Cualquier visión extrema está negando parte de su propia realidad.

Es como jugar el partido en una sola parte de la cancha. Es olvidar que las fichas de ajedrez duermen juntas, blancas y negras, en la misma caja. O que todos somos células dentro del mismo cuerpo colectivo.

Cuando dejas de juzgar la realidad entras en la dimensión del ahora.

Abrir los brazos, en lugar de cerrar los puños, nos permite abrazar la libertad de la vida. Los prejuicios son los que nos encarcelan.

Nuestros ancestros creen que en México, aquí y ahora, es donde y cuando la serpiente de la dualidad se transforma en la unidad del águila. Y eso sucede cuando una masa crítica logra cambiar la mirada, derribando la pared de prejuicios que nos separa, y entonces todo el colectivo se transforma en un gran abrazo de luz.

La mirada 360 grados es la visión del águila real: Todos somos Uno.


--- por Santiago Pando @SantiagoPando

Friday, May 27, 2011

Corazón contento.

Estoy contento. Me alegra lo que pasa, aunque me duela mucho. Entiendo que despertar no es fácil. Venimos de siglos dormidos. Es como vivir en un cuarto oscuro por años y de repente ver el sol en tus ojos. Deslumbra y ciega al principio. Nos hace sentir que es el infierno mismo. Provoca miedo e incertidumbre. Las paredes crujen, el derrumbe es inminente. Todo lo que creíamos que era, ya no es. Y nadie sabe a ciencia cierta que es lo que ahora es.


Demasiada luz para tanta costumbre de oscuridad.


Mi corazón está contento porque tengo fe. La fe nos permite ver más allá de la aparente ceguera colectiva. La fe es la llave que abre la verdad última de las cosas: el propósito divino. El para qué de la existencia. Ver más allá de la ilusión es tener fe en uno mismo. Es conectarse al reino de la naturaleza. Y escuchar su versión de los hechos. Apagar la razón para lograr conectarse al silencio del corazón.


Donde la verdad viva palpita de amor.


Uno es lo que cree que es. Y uno vive lo que cree que pasa. Y uno sabe lo que cree que entiende. Y uno goza lo que cree que merece. Y uno sufre lo que siente que debe sufrir. Y unos juzgan y luchan y persiguen, mientras otros crean, fluyen y encuentran. La vida nos revela lo que uno decide ver.


Uno es lo que eligió ser.


Y México como nación eligió grandeza. Y humildad. Y belleza. Y sabor. Y color. Y música. Y arte. Y bondad. Y humor. E ingenio. Y FE.


La grandeza es la recompensa de aquellos que tuvieron el valor de tener fe a pesar de tanta oscuridad. Fe a pesar del miedo y las culpas. Fe a pesar del piensa mal y acertarás. Fe a pesar de lo cómodo que es no tenerla. Fe a pesar de lo que digan los demás. Fe a pesar de las noticias de la tele. Fe a pesar de los políticos. Fe a pesar de la imagen de uno frente al espejo. Fe a pesar de la angustia que provoca caminar a ciegas. Fe a pesar del dolor propio. Fe a pesar del miedo ancestral a no creer en uno mismo.


Estoy contento, tengo fe en el despertar de la conciencia ciudadana en México.


La fe hermana corazones, perdona afrentas y sana heridas profundas. La fe une los extremos y desata los nudos. La fe cobija a los desamparados al igual que sacude a los indolentes. La fe puede transformar al asesino en sabio, al que odia ponerlo en paz y al ambicioso llenarlo de generosidad. La fe es un acto de creación, no un dogma.


La fe convierte al corazón triste en corazón contento.


México es fe. Y corazón contento. Y Espíritu alegre. Y emoción a flor de piel.


yo_lo_creo_


--- @SantiagoPando

Thursday, May 26, 2011

Mamá a los 40.

“Me encanta dormir”, “amo dormir…”. Eso pensaba muchos fines de semana mientras daba vueltas en mi cama y sabía que no tenía que levantarme todavía, podía seguir durmiendo hasta que me diera la gana, pero como estaba por cumplir 39 años, el siguiente pensamiento era “¿cómo voy a tener un hijo si lo que más amo es dormir?”. Esa duda la traía clavada en el pensamiento desde hacía algunos meses, no me atormentaba pero había empezado a cuestionármelo, no por la presión social, porque esa en realidad nunca me había importado, pero sí por la presión del reloj biológico que como mujer llega un momento en que sí te pega. ¿Me arrepentiré algún día de no ser mamá? y aunque estaba perfectamente informada y sabía que una mujer de 40 años es biológicamente capaz de tener hijos, sobre todo cuando has sido una mujer sana, cuando empiezas a ver que los 40 se acercan es inevitable pensar que ya eres bastante mayorcita para tenerlos, piensas en los riesgos que pudiera haber, y sobre todo en si estás dispuesta a cambiar tu estilo de vida por un hijo. En este país el que una mujer quiera hacer muchas cosas antes de tener hijos es visto como algo muy raro, ahora tal vez ya no tanto, pero hace unos 10 años mucho. Te ven raro desde tus amigas, quienes me llevaban ya mucha delantera en el asunto, hasta tu familia. En mi caso ni siquiera me detenía a pensar si quería hacer o no más cosas, simplemente no sentía la necesidad de ser mamá, pero me estaba acercando a la edad que me había puesto como plazo para tomar una decisión definitiva en cuanto a ese “pendientito” en la vida de una mujer.

Un fin de semana, de esos en los que todavía tenía 39 años, me metí a la página de la Ibero a buscar diplomados. Algo tenía que hacer porque él se acababa de comprar una moto y me estaba quedando sola algunos fines de semana. “Me tengo que meter a estudiar algo o encontrar un hobbie como él”. Teníamos ya 7 años juntos y como buenos cuarentones, llevábamos mucho tiempo instalados en el puritito hedonismo: desarrollo profesional, muchos proyectos juntos, viajes, fiestas, compras, restaurantes, en fin. La idea de ser papás era, de todos los proyectos que habíamos hecho juntos, el que veíamos más remoto y además, a con todo y mis dudas, ni siquiera lo estábamos buscando. El domingo fuimos a una comida familiar y le platiqué a él que tenía un retraso, cosa rara porque apenas eran unos 3 días. Al salir compramos, por no dejar, una prueba de embarazo, llegamos a casa y no me la quise hacer, “mañana”, pensé. “La verdad no creo”. El lunes, mientras estaba la manzanita de un archivo muy pesado que estaba salvando, me la hice…. esperé… y ¡ay cabrón! Positivo. El estaba lavando su moto y subí temblando a darle la noticia, ninguno de los dos lo podíamos creer…. “¿¿¿nosotros, papás????”. Decidimos no esperar y acto seguido le dimos bueno, mas bien él, empezó a darle la noticia a todo mundo. Ese cuarentón rejego a ser papá le hablaba feliz a todo mundo para contarle. ¿Yo? estaba en shock… ¿y ahora? “mi hermana subió 30 kilos, ¿yo engordaré tanto también?” , y ya casi soy una cuarentona, ¿ saldrá todo bien?, y mi trabajo, ¿cómo le voy a hacer?, estaba tan en shock que ni siquiera recuerdo si me dio alegría. De todas formas por si las dudas todavía en la tarde me hice una segunda prueba y otra vez positiva. Estaba “bien embarazada”, como me dijo después el ginecólogo que lo confirmó. Tenía aproximadamente 5 semanas de embarazo.

Y empezaron a correr los 9 meses, la naturaleza es sabia y qué bueno que son 9 meses, porque en ese tiempo más o menos tienes tiempo de prepararte para lo que viene, más o menos dije, porque cuando llega la criaturita todo se queda corto.

La verdad, la verdad, he de confesar que el embarazo no me gustó, para mi no es el estado ideal de la mujer, como había oído por ahí, y consté que digo para mi. Te sientes pesada, los últimos meses no puedes dormir ni abrocharte tú misma unos tenis, se hinchan los pies, se hincha la nariz , y para qué mencionar el vaivén hormonal que se pone durísimo, estás sumamente sensible. A pesar de que me fue bastante bien, a mi no me gustó. Lo que es padre es lo amable que es la gente contigo en todos lados, pareciera que el ser humano tiene un lado bondadoso que se sigue enterneciendo cuando imagina al ser humanito que está creciendo dentro de esa panza.

Alguna vez una amiga a la que fui a visitar cuando tuvo a su tercer o cuarto hijo, ya no me acuerdo, me dijo: “¿y tú? “apúrate porque si no te van a decir primigesta añosa”. ¡Primigesta añosa! Sí, así te nombran en algunos hospitales cuando no has tenido hijos antes de los 36 años. Primigesta lo llegamos a ser todas, en nuestra primera gestación, pero ¿añosa?. ¿Cuál es la necesidad de etiquetarnos? Y si es tan necesario pues entonces por qué mejor no nos dicen: “primigesta madurona”, o “primigesta vividita”, cualquier cosa se oye mejor que el chocante añosa. Por supuesto que bien me aseguré de conseguirme un ginecólogo y un hospital que ni por un segundo se les ocurriera etiquetarme con ese horroroso nombre.

Natalia llegó perfectamente sana y hermosa en abril de 2010, ya habiendo cumplido yo los temibles 40. Llegó en un parto natural sin absolutamente nada de anestesia, cosa que tampoco jamás había imaginado, nunca pensé tener la valentía de parir así. Fue un parto humanizado - así le llaman ahora - en agua, en la posición que yo quise, con música, con mi marido al lado y en un trance – conciencia que jamás olvidaré. ¡En un hospital por supuesto!, pero con un doctor que fue más un espectador, estando ahí en caso de ser necesario claro, pero que dejó que el parto se convirtiera en algo mío, de mi marido, y de esa pequeñita que estaba llegando a este mundo siendo recibida primero que nadie por su papá. Así es, con la ayuda del doctor su papá la conoció primero que yo.

Natalia acaba de cumplir un año y es verdad tooodo lo que dicen, “la vida es una antes, y otra después de los hijos’. Vino a transformar completamente nuestra vida. ¿Dormir?, es verdad , “no vuelves a dormir igual”. ¿Cine? , olvidado por un buen rato. Sigo trabajando pero ahora con el pendiente de esa personita que siempre quiere estar conmigo. Es verdad, tooooodo cambia!!! Pero también es verdad que el amor que siento por esa personita es algo absolutamente inexplicable, creo que es la verdadera definición de amor, es un amor sin esperar absolutamente nada a cambio, sin ninguna expectativa, es puro y absoluto amor. Te demandan el 100% de atención, sí. Muchas desveladas, también, pero cuando te despiertas por las noches a darle de comer y ella te ve con esos ojos, sientes que esos ojos te atraviesan el alma. La forma en cómo te mira tu bebé es algo que te toca el corazón como nada te lo ha tocado. Hoy un año después, lo sigo sintiendo cuando me mira. Hoy un año después, pienso que nada es por casualidad y que si Natalia llegó a mi vida a los 40 es porque yo tenía que vivir todo lo que ya he vivido para poder ser su mamá, para poder ser la mujer que soy hoy con más paciencia y con más madurez para disfrutar cada uno de sus gestos, sus sonrisas, sus llantos. Hoy, un año después del nacimiento de mi hija, pienso que la maternidad no es una necesidad sino un gran regalo de la vida, y hoy un año después, doy gracias porque esta personita llegó, y volteó mi vida de cabeza, pero me dejó saber lo que es ser mamá… a los 40.

--- por Claudia Sotelo

Tuesday, May 24, 2011

Sobre ser humano

Durante el pasado mes de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, despertando polémica alrededor de las razones del por qué sí o no festejarlo. En Estrógeno3 quisimos mostrar el punto de vista masculino e invitamos a un buen amigo, Homero Velázquez, a escribir sobre ello.

Este post también es colaboración de otro buen amigo el cuál nos invita a reflexionar sobre la importancia de honrar al ser humano los 365 días del año y no a través de la mala práctica de conmemorarlo (con sus diversas etiquetas) 1 vez al año.


“Sobre ser humano”

Solo una reflexión sobre el ser humano y el obsoleto día de la mujer.

Te voy a contar.

Que leer un artículo en un blog me hizo reflexionar sobre una idea. Con gran valor Homero Velázquez hace en ese artículo una defensa valiente de la mujer, invitando a festejarle 365 días y no solo uno. Leerlo basta para alabar ese justo tributo.

Yo voy a caminar por ese terreno pero por otro camino.

Primer pregunta ¿Es tan heroico ser mujer o madre o padre o secretaria o indígena o periodista o maestro o bombero o cartero o soldado o estudiante o trabajador o niño o americano o inocente como para apartar un día completo ? Si, es heroico, aunque ser madre, secretaria, indígena o periodista no es lo que les da la grandeza. Hay algo más. Y no es precisamente la fiesta de ese día lo que engrandece a la gente.

¿Qué tienen todos esos festejados en común? Al menos dos cosas: son diferentes y son seres humanos. Y entiendo que todos los seres humanos piensan, y son capaces. Pueden entonces hacer cualquier cosa que se propongan. Cualquiera.

¿Qué debe hacer un ser humano? Nadie podrá responder esa pregunta sin entrar en temas filosóficos o teológicos. Para no entrar a ese terreno, recordé ese día con el artículo de Homero a Heinlein y prometí usarlo para hacer mi reflexión. Lo voy a citar, pues es mi punto de partida: “Un ser humano debe ser capaz de cambiar un pañal, planear una invasión, despiezar un cerdo, ensamblar una barca, diseñar un edificio, escribir un soneto, hacer un balance, levantar una pared, expresarse en otro idioma, remendar un hueso roto, confortar a un moribundo, obedecer a órdenes, cooperar, actuar en solitario, resolver ecuaciones, analizar un nuevo problema, esparcir estiércol, manejar un ordenador, cocinar una comida sabrosa, sufrir con entereza y luchar eficientemente. La especialización es para los insectos.“1

Me gusta, y me parece genial, nos invita a olvidar la rivalidad entre hombres y mujeres. Es necesario tratar de no ser insectos y portar la estafeta de ser humano con dignidad. Eso, eso si es un reto.

Entonces ¿No son las mujeres las que se especializan en la cocina y cosas domésticas, en las tareas de intelecto y algunas tareas dedicadas? No.

Y ¿No son los hombres los que se especializan en tareas políticas, ejecutivas y rudas? Tampoco.

Soy poco partidario de esos famosos días, de la madre, de la mujer, de la secretaria, etc., y coincido con Homero. El acotar el festejo a un día, implica olvidar el mismo motivo del festejo, los otros 364. Eso pasa con los grandes eventos y personajes del pasado, los recordamos solo un día al año en el que si tenemos conciencia reflexionamos solo para olvidar la reflexión al día siguiente.

Acaba de pasar el famoso día en que nos piden apagar luces una hora para ahorrar energía. ¿Increíble? ¿Loable? ¿Lleno de intenciones? ¿Genial? ¿Humanitario? NO.

El llamado “Earth hour” es el equivalente a la confesión católica: me arrepiento 10 minutos, pongo en paz mi conciencia, lavo la culpa que me tortura, Dios me sonríe y mañana sigo haciendo las mismas cagadas. En un tiempo razonable cuando me vuelva a comer la culpa, regresaré.

Si vamos a recordar a los héroes y aprender de las batallas del pasado, debe ser diario. Si vamos a ahorrar energía, sepamos que una hora al año es solo el .011 % del año. Si apagaste la luz esa hora, te burlaste de los mismos principios geniales que te motivaron a apagarla.

Sucede lo mismo cuando festejamos un día a una mujer o a un hombre o a un cartero o a un niño. Un día es tan solo el 0.27% del ese año. Que pobre concepto tenemos de honrar a quienes queremos y admiramos.

Por eso propongo simplemente olvidar el género y reconocernos solo como seres humanos. Tomar conciencia de que somos irrepetibles, que tenemos conciencia y que somos capaces de expresarnos . Que tenemos ideas, que las compartimos y que elegimos.

Comúnmente encontramos placer en la naturaleza y no resistimos la emoción al ver atardeceres, playas, estrellas, noches, ríos y paisajes. Sin embargo, yo he notado que las cosas que son resultado de acciones humanas nos dan mayor placer y generan mayores emociones. Yo veo ejemplos cotidianos en la música, el arte y los libros. También en la arquitectura, la ingeniería, la ciencia y la tecnología. Una simple conversación o la mera observación de una persona, puede producir mayor emoción que la noche mas estrellada. Ver la pintura de Van Gogh que lleva ese nombre, produce más emoción que la misma emoción que esa misma noche estrellada produjo a Vincent ese día.

¿Importa que Pablo Neruda y Alejandro Dumas sean hombres o que Simone de Beauvoir e Isabel Allende sean mujeres? ¿Nunca has disfrutado un cuadro de autor anónimo? La emoción es lo que cuenta y es lo que no envejece. Cuando lees las letras o contemplas la pintura, estás en realidad inmerso en un mundo que alguien hizo para ti, y no estás jamás pensando en el bigote o los aretes de ese alguien.

Entonces, lo importante es que somos humanos, y que con eso, vivimos 365 días. Cuando te des cuenta de eso, vas a olvidar esos días que solo enaltecen de manera ridícula a la mujer o al hombre el 0.27% del tiempo y vas a empezar a valorar al de al lado y al de enfrente.

Herman Melville nos emociona con su personaje Bartleby2, ese escribano que se niega a escribir un día. “Preferiría no hacerlo”, y se deja morir de hambre. Al final el abogado que cuenta la historia, (sin nombre), trata de explicar el comportamiento de Bartleby y en su tristeza exclama: ¡Oh Humanidad!

¡No debemos dejar a ningún Bartleby dejar de escribir! Es tu obligación encontrar a un Bartleby y cuando lo encuentres exclámale ¡Oh amig@! Y no le dejes morir.

Lamenta cuando ocurra la pérdida de un Ser Humano, y festeja cada día la existencia de tantos, pues es en el ser Ser Humano en donde se encuentra la grandeza y no en ser hombre o en ser mujer.

Piensa esto: La conexión entre la realidad de otros seres humanos y la tuya, no es mera coincidencia, y no trates de entenderla pues dejarás de disfrutar su efecto. Es en la esencia de esa conexión donde encontrarás la sensibilidad y no en los extremos.

Recuerda que en algunas partes del mundo es rudo ser mujer mientras que en otras ¡ser mujer se considera rudo!

Homero, tu madre es un gran Ser Humano, y como tal, le rindo tributo.

Made in Chinga

--- por Jorge González Báez @jorge_jgb

CITAS

1 Robert A. Heinlein. Tiempo para Amar, 1973

2 Herman Melville. Bartleby, el Escribiente, 1853

Monday, May 23, 2011

Mi Jerry, mi Lisa, mi Buthead.

En la vida hay muchas situaciones que uno no entiende o no le agradan pero tiene que aguantar, ese era el caso de mi hermana Montserrat. Fue la más pequeña de tres hermanos y la única hermana mujer, no sé si lo que odiaba más de ella era que fuera la más pequeña y consentida o que despertaba el odio y los celos de mi hermano mayor quien la molestaba todo el día y de paso a mí. A fin de cuentas con estos métodos cada uno de ellos obtenía algo de atención y yo optaba por hacerme a un ladito para ayudar no estorbando.
Con forme crecímos cada quién se fue haciendo a su manera, yo me podía llevar con Montse siempre y cuando no estuviera el hermano mayor que seguro lo reprobaría y se ensañaría conmigo, pero en últimas ella era un ser muy extraño, excéntrica como ella sola y no se de dónde sacaba tanta estupidez, pero de vez en cuando esas estupideces me arrancaban una carcajada.

Después se fue un año a vivir lejos y tras alegrarme el primer mes, empecé a darme cuenta de qué sí me hacía falta, que las tonterías que ella decía eran mucho mejores que los silencios que quedaban cuando no estaba y entonces el año comenzó a ir cuesta arriba, sobre todo porque en la casa las cosas no estaban nada bien entre mis padres. A ella la mandaron fuera para que no sufriera tanto pero a mí me dejaron sin mi Jerry, mi Lisa, mi Buthead.

Y cuando acabó ese año que fue cuesta arriba, todo se derrumbó, mis padres se separaron y no hace falta decir que no fue una separación nada sencilla, pues en ella faltó mucha comunicación y confianza, aunque viendo en restrospectiva no dudo que fuera la mejor decisión. Después de eso sólo recuerdo una larga época de profundas turbulencias en la que nos sentíamos divididos y vivíamos un poco aquí y un poco allá para no quedar mal con ninguno de los dos, pero al final de bastante tiempo tuvimos que decidir y los dos decidimos ir con mi madre y mi abuelo. Decirle a mi padre fue una de las cosas que más trabajo me han costado hacer.

Pero en cuanto las cosas se estabilizaron ella y yo nos encargámos de desestabilizarlas, estábamos en plena adolescencia (la cual habíamos postergado por las circunstancias) y ninguno de los dos queríamos ceder, ella era la reveldía en su máxima expresión y se encargaba de hacer las cosas más extravagantes que a alguien se le podían ocurrir y yo, bueno yo sólo trataba de encajar en algún lugar.

Y de pronto la magia ocurrió. Un día que había pasado algo entre mi hermana y yo y mi madre me estaba regañando, tuve la cordura de pedirle que no se metiera, que lo que pasara entre mi hermana y yo, lo teníamos que resolver entre mi hermana y yo. Fue mágico, transformador, porque en una sola noche sentamos las bases de una amistad sólida, transparente y progresiva al dar por sentado que la otra persona es buena y quiere lo mejor de ti, porque es de tu mismo equipo. Desde ese día hasta la fecha hemos reído hasta agarrarnos las panzas adoloridas, llorado hasta quedar secos, platicado hasta que el sol sale por el lado contrario al que se había metido, hemos madurado, aprendido del otro y crecido mucho espiritualmente y aunque ella lleva viviendo 3 años en Italia, su energía vital y su luz me llegan a 300,000 km/s y estoy seguro que mis sueños y mis deseos viajan hasta donde ella está. ¡Te amo Hammone!


--- por Rodrigo Ventura @rodtripper

Thursday, May 19, 2011

¡Ay San!

¡Ay San! Nada es coincidencia, todo pasa por algo… Así comenzó esta historia…

Desde que somos pequeños nos hacen creer con nuestra alma gemela, ese príncipe encantador que nos hará feliz hasta la muerte, o esa princesa de sonrisa perfecta que se convertiría en la esposa y madre perfecta, pero… ¿y si tu alma gemela viene en presentación diferente?

Hace aproximadamente 9 meses conocí a San vía Twitter. Una amiga me la presento por medio de esa red social para ayudarla con un problema que ella tenía con una de sus hijas y yo sin dudarlo decidí apoyarla en lo que me fuera posible. Recuerdo que la primera vez que hablamos por teléfono para hablar más ampliamente del problema yo le dije: ¡Ay San! Nada es coincidencia, todo pasa por algo… haciendo referencia a una detalle que teníamos en común, y fue una frase que a ella se le quedo muy dentro, siempre me la repite…Y así paso el tiempo, se le dio solución al asunto de su hija, pero el contacto jamás se perdió. Mails, llamadas por celular, tweets, video llamadas y todo tipo de contacto tecnológico, hasta que en septiembre nos conocimos.

Recuerdo perfecto el día que llegue a su casa acompañada de un amigo, desde que la vi vi en ella una sonrisa, y una luz increíble, de esas que difícilmente olvidas. Después de un fin de semana increíble, nuestra amistad siguió creciendo, día tras día nos hablábamos, nos escribíamos, en fin, dábamos forma a una amistad sin igual. No sé en qué momento nos hicimos tan unidas, en qué momento empezamos a necesitar la una de la otra, creo que era tanta la necesidad de cariño por parte de las dos que no podía pasar un día sin saber una de la otra.

Así empezaron a pasar los días, cada vez un amor más intenso, un cariño más tierno y poca a poco las manifestaciones de “las almas gemelas” comenzaron… Pensábamos lo mismo, opinábamos lo mismo (al mismo tiempo), llamadas por teléfono al mismo tiempo, mensajes, música, en fin muchísimas coincidencias, una conexión inenarrable, pero sobre todo un amor que crecía sin explicación alguna. Primero creíamos que era casualidad, después pensamos que ya era mucho para ser casualidad y, empezamos a buscar una respuesta, y esto fue lo que leímos que más nos cayó “Al verse, sienten una infinita necesidad de abrazarse e complementan en todos los sentidos... ¡casi piensan lo mismo!” Creo que después de esto no quedo duda y así nos dimos cuenta que coincidía perfecto con lo que nos pasaba, con lo que a veces nos daba miedo…

San ya no tiene miedo, ella ha aceptado el hecho de que hay almas gemelas, lazos de amistad ¿yo? Yo creo que falta poco para que lo termine de aceptar…

--- por “Patas Triponas” Joanna Aguilar @JoannaAgui

20 años no son nada…

Y ahí estaba yo... dando vueltas en mi cama y preguntándome si en verdad había pasado o había imaginado todo por cenar de más, aunque sabía la respuesta y me aterraba. Yo, una mujer estable, casada con un tipazo, guapo, exitoso y amoroso cual más , siempre sensata y precavida en mi forma de actuar... Yooo había devuelto un beso apasionado (muy apasionado) a ese hombre con el que había salido algunas veces 20 años atrás. ¿Qué cómo pasó? hmmm es una larga historia que trataré de hacer corta.

Hace unos 22 años, en una fiesta de disfraces durante mi época universitaria, estaba yo, muy animada con mi faldita, tobilleras y colas de caballo al estilo vaselina 100% cuando de repente se oyó a alguien decir en voz alta "Sí, Andrea, ¡que desfile Andrea!" ante lo cual volteé para ver quién era ese hombrecito a quien jamás había visto. Me sonrió desde lejos con esa sonrisa encantadora -que hasta el día de hoy conserva- y eso fue todo... hasta el momento en que me dirigí a la puerta y de repente oí nuevamente su voz que me decía " Adiós Andrea, soy Pepe X, a ver si un día cenamos"... cosa, que sobra decir... jamás sucedió.

Pasó algún tiempo, como 2 años, había acabado la universidad y trabajaba en Polanco en un prestigiado hotel. Viviendo en Satélite me lanzaba al periférico todos los días a las 8:30 de la mañana para escabullirme habilmente entre los autos y lograr llegar a tiempo a la oficina. Ese día en particular había un tráfico desquiciante y en una atrevida maniobra para cambiar de carril me le cerré intempestivamente al pobre cristiano que venía al lado sin ver ni quién era. Una vez que estuve delante de él miré por el espejo retrovisor y oh sorpresa... la sonrisa de Pepe X estaba en esa cara y movía la cabeza como diciendo "Se puede, pero no se vale..."

Yo me tapé la cara en un ademán de "Sorry bro, but a woman's gotta do what she has to do". Entonces, de repente lo vi en el carril de junto con el vidrio abajo y tras unos wayfarer de "Risky business" y oí su voz lejana decir ----- ¿Cómo te llamas?, ¿Dame tu teléfono?

Lo cual hice como mejor pude antes de verlo despedirse con la mano y perderse entre los autos dándome cuenta perfectamente de que él no tenía el más mínimo recuerdo de quién era yo.

Llamó esa misma tarde a mi casa y cuando llegué mi mamá me dijo:

---Recibí una llamada extraña, buscaban a una Andrea, pero no eras tú.

Yo me la quedé viendo con cara de What????

----Mamá ¿por qué dices que no era yo? ¿Cómo sabes?

----Porque dijeron una Andrea de lentes, y tú ¡nunca has usado lentes!

Fuuuuuuckkkkk! Maldije el momento en que pensé que los lentes eran un elemento glamoroso que me hacia ver intelectual e interesante y más aún maldije el día en que me había comprado mis "pretenders" para lograr este look... adiós para siempre a mi cita con el hombre de la voz sexy y la encantadora sonrisa...

Pero la vida, como siempre digo, nunca deja de sorprenderme y ahí no acabó la historia..

Pasaron algunos días y no me volví a acordar del asunto hasta que una mañana iba yo camino a la oficina y de repente lo vi... Salía de una casa en su golf gris acero y entonces supe dónde vivía...

A partir de ese momento mi mente de sólo repetía "piensa... piensa... piensa ¿qué puedes hacer?" y qué creen que hice... pues claro lo que más me gusta hacer… le escribí. Le conté de la fiesta y el asunto de los lentes falsos y después me armé de valor - que saqué de no sé donde- y una tarde me paré frente a su casa y más rápidamente de lo que Flash Gordon lo hubiera hecho bajé del coche, la eché en el buzón y me fui corriendo... Aún después de tantos años me río al acordarme de la escena. Yoooo que siempre he guardado la cordura... yo dejando cartas a escondidas, pero pensé que si las cosas habían pasado así sería por algo, y además ¿qué podía perder?

Un día después de que dejé la carta pasó lo que tenía que pasar... el hombre llamó a mi casa y cuando mi mamá me dijo te habla Pepe X casi me caigo del temblor de rodillas -¿Y ahora qué?" pensé... tomé el teléfono y contesté no sé ni con que voz, pero antes de que me diera cuenta nos enfrascamos en una amena conversación y al día siguiente por supuesto me invitó a comer.

Salimos algunas veces y nos divertíamos pero nunca hubo nada, creo que ni la mano nos dimos jamás y en el inter yo conocí al que hoy es mi marido.

¿Qué pasó después? pasó la vida …muchos años y entonces un día de esos en que la magia se libera tuvimos uno de esos reencuentros que no se planean pero la vida te regala y recordamos, hablamos y nos reímos con esa complicidad en la mirada que nos hace saber que 20 años no son nada pero al final del día… son todo.

Y por supuesto me besó.

Cerré mi mandala…

--- por Andrea Santamarina (sin cuenta de Twitter)

Tuesday, May 17, 2011

Ganitas

He de confesarte que no es nada fácil, las ganitas le entran a una cuando menos lo espera, ojalá fuera siempre en casa, pero no es así. Por lo menos a mi, no sé por qué demonios esas ganas me agarran en el coche escuchando a Zabludovsky, en la cola del banco mientras hago las cuentas de todo lo que hay que pagar, en el súper cuando estoy eligiendo cual jamón es el mejor para mi hijo, en la yoga, cuando supuestamente tengo que tener la mente en blanco: es entonces cuando me alcanzan las ganitas.

Y ahí si ni como hacerle, ni pa´ donde hacerse. Hay que aguantarse. Lo que he aprendido es que si pienso en otra cosa, no sirve de nada, pienso y pienso: en que estoy buscando trabajo, en que por quién voy a votar, hasta como dicen por ahí… practico las tablas de multiplicar, pero ni así se me van. Es como si entre mis piernas viviera un ser muy chiquito cuya misión es tocarme el clítoris, así tal cual, como si fuera de su propiedad, su juguete, haciéndole lo que quiera, y no solo mi clítoris, mi vagina entera, a veces creo que sube y se mueve por toda ella, lo que hace que entonces me den más ganitas.

¿Un secreto que tenemos la mujeres? Y espero no estar traicionando a mi adorado género, los jeans: de verdad son una gran ventaja en estos casos, al parecer entre más ajustados, mas se tranquiliza el bichín. Caminando con unos jeans apretaditos y unos tacones altos, se aligeran las ganitas, o por lo menos se empieza a sentir algo de alivio.

No sé por qué pero desde chiquita me han perseguido, siempre sentía esas cosquillas en mi “partecita”, como la llamaba mi mamá. Un día mis manos de ocho años bajaron y bajaron hasta ese lugar que solo servía para hacer pipí y sucedió, ¡uy que si sucedió…! descubrí que algo, en ese mismísimo y escondido lugar, era el centro del mundo, el big bang, ¡vamos! mejor que cualquier viaje a Acapulco o a Disney, mejor que recibir una muñeca de regalo, incluso mejor que la Navidad, era como para estarse horas y horas tocando, descubriendo, disfrutando. Cuando me llamaron a comer, era ya muy tarde, nunca se me olvidó que entre mis piernas tenía el poder de hacerme sentir bien, poderosa, contenta y a la hora que yo quisiera y como lo quisiera.” ¡No hay postre niña! Que me importa”, pensaba muy descaradita y con una sonrisa en el rostro, al fin y al cabo tengo conmigo algo mejor que el chocolate y esto si que nadie me lo puede quitar. Conforme crecí, fui aprendiendo mañas, manías, la manera de caminar para provocarme ese placer secreto, el usar tanguitas para sentir más y muchas otras que no puedo seguir contando.

En fin, que ahora mientras manejo por el segundo piso del periférico voy planeando ¿Cómo voy a hacer por la noche, cuando se haya dormido el niño? y por fin esté sola, ¿qué fantasía tendré? ¿Quién será el receptor de mis deseos? ¿Me miraré al espejo y me veré más bella? Por que después del orgasmo, después de masturbarse, de tocar, gozar, mojar, moverse, y llegar al orgasmo, le queda a una un destello de niñez en la mirada.

Y total no sé que es más placentero en el orgasmo solitario, visto como prohibido, el toqueteo lento, al ritmo que una triste sonata, o rápido desenfrenado, o ambos… por que ¿sabes? comienzas, te excitas, te humedeces, te haces un café, miras la tele, pero las ganitas siguen, hasta que llega el momento en el que las manos ya no son tuyas, ya no tienen control, la mente no puede parar, y el bichito ese que te contaba no deja de moverse hacia arriba, hacia abajo, golpeteando, jugando, es entonces cuando viajo sin límites por cuerpos, por pieles, por paisajes, y cuando la película “El Imperio de los sentidos” tiene su razón de ser, te quedas solita, muerta, pero que soledad y que muerte… ¡qué ganitas!

--- por Magui Arnal @Magui12

La Dama y el Valet

Esta es, desafortunadamente, una historia de la vida real, una tragicomedia.

Me gusta llamarla así por que al principio me pareció una tragedia y al pasar

de los días y los acontecimientos se transformó en una comedia, un poco

obscura, pero una comedia al fin y al cabo.


Un viernes decidí tener un poco de vida social, así que acordé con algunas

amistades ir a tomar algo a un lugar bueno, bonito y barato. Empezó la

travesía. A pesar de vivir a una gran distancia del lugar fui a ver a mis

amigos. Nunca llevo mi coche cuando sé que voy a tomar aunque sea una

cerveza, pero ese viernes me dispuse a vivir peligrosamente y fui en mi auto.

Dejé mi coche en el Valet Parking del lugar. Acá se pone interesante…

Después de departir con mis amistades, decido irme ya que, mis labores de

madre exceden mis necesidades de socializar. Le doy el boleto al Valet,

quien al verme, sin voltear a ver el boleto, me dijo el modelo y color de mi

coche, en ese momento pensé: wow! Que profesionalismo, que atención… Mi

admiración se convirtió en desesperación cuando pasaron 20 minutos y no

traían mi auto, al cabo de un rato finalmente llegó, le puse cara de odio al

valet y le pregunté sarcásticamente si habían dejado muy lejos el coche. Un

poquito molesta me fui a mi casa.


En el trayecto mi pequeña molestia por el tiempo de espera se convirtió en

incomodidad, en una urgencia indescriptible de llegar a mi casa y checar mi

coche. ¨No vaya a tener un rayón¨ pensé… Me estacioné e inmediata y

frenéticamente me puse a checar centímetro a centímetro, no encontré

ningún rayón y me sentí aliviada. De pronto, tuve el impulso de checar si

estaba la llanta de refacción y la herramienta. No estaban. Sentí un agujero

en el pecho. Ay Diosito, me va a matar mi marido… ese pensamiento era

recurrente en mi cerebro. No creí ser tan estúpida, así que fui a la oficina de

mi esposo para cerciorarme de que efectivamente soy así de estúpida… creí

por un momento que quizá si estaba ahí la llanta y que por distraída o lo que

sea, no la había visto. No, no estaba la llanta. Me armé de valor y fui al lugar

de los hechos a enfrentarme al Valet.


Llegué y el Valet tan atento cómo siempre me dijo: “¿señorita, se va a

quedar?¨ Le contesté que me iba tan pronto me dieran mi llanta. Se quedó

helado. Llamó a los acomodadores, obvio todos lo negaron, pero

misteriosamente faltaba el ¨nuevo¨ al que habían contratado apenas hacía

unos días y ya no estaba. Después de varios minutos de discusión, logré que

se comprometiera a regresarme mis cosas, hice del conocimiento del dueño

del establecimiento lo sucedido. El valet me dijo muy seguro que me iban a

dar el dinero o mis cosas el siguiente miércoles. Un poco incrédula me fui a

mi casa.


El lunes a primera hora fui a la agencia del coche, a pedirle a mi asesor que

me indicara que faltaba, exactamente, no fuera que me chamaquearan al

momento de entregar mis cosas. El asesor me comentó que tenían que

llamar a un especialista en llantas para especificar la medida de la llanta ya

que no era una medida estándar. Me escribió en un papel todo lo que hacía

falta y los costos de cada cosa. Pensé; Demonios! Esto suena muy

complicado y mi conocimiento e interés por asuntos Automovilísticos son

inversamente proporcionales a la hueva que me dan.


Es en este punto dónde la tragedia se convierte en comedia:


El martes en la noche me llama el Valet (yo le había dado mi teléfono para

que me avisara si tenía mis cosas antes). Me comenta que ya compraron

todas las cosas que me hacen falta. Yo le expresé mi preocupación de

acuerdo a lo que me dijo el asesor de la agencia… la medida especial de la

llanta y todas esas cosas que en mi cabeza sonaban cómo cuando la

maestra de Charlie Brown habla….


En cuanto le dije que me parecía muy raro que tuviera la llanta por aquello de

la medida especial y demás el valet decide hacer una confesión. ¨No seño, la

verdad la verdad es que fuimos a la casa del tipo ese y lo obligamos a que

nos diera sus cosas, dijo que ya las tenía vendidas, pero lo obligamos¨ Le

pregunté entonces… Ah, o sea, ¿Me van a dar mis cosas?, ¿Las que me

robaron?. SI seño…. Me contestó.


Hay varias cosas que me parecen increíbles de esta historia, de entrada que

yo haya sido el objeto de este robo, seguro me vieron cara de bruta o de que

iba a salir bizca de borracha y que no me iba a dar cuenta y si me daba

cuenta, no iba a regresar y que yo me iba a hacer responsable por mis

pérdidas.


También me parece increíble que haya sido tan ¨fácil¨ hacer que se

comprometieran a regresar mis cosas… supongo que la compañía de Valet

parking tiene la mejor aseguradora de México.


Pero lo que excede la razón es la confesión del valet, efectivamente me

robaron mis cosas, pero cómo los descubrí, me las van a devolver.

Esta historia es, una estrella más del Bicentenario. Viva México!

--- por Amy Kegan @AmyKegan

Monday, May 16, 2011

Bitácora de peso.

Es oficial: estoy gordo. No puedo culpar a nadie por ello, pues aunque dejé de fumar y eso coadyuvó un poco (regresan el hambre y las ganas de tener algo en la boca), la verdad es que hice mucha desidia, y aunque me prometí iniciar la dieta y regresar al gimnasio el próximo lunes, ese lunes no llegó,

lo postergué y ahora estoy en pánico total porque mi ropa me queda muy justa, sobre todo los pantalones que me aprietan en donde alguna vez estuvo mi cintura (cintura de gallina es lo que ahora tengo). Y para rematar, me siento fatigado y pesado.

En mi niñez fui gordo -disculpen si no utilizó el diminutivo para este adjetivo, pero endulzar la palabra no me hace perder kilos- pero es curioso, hace unos años (ahora tengo 37) la gordura no era considerada un problema de salud, incluso se tenía la falsa idea de que un bebé gordo se veía, además de simpático y tierno, muy sanote. Nadie contaba las calorías, y la contraparte de este asunto, la anorexia y la bulimia, tampoco eran frecuentes o siquiera conocidos.

Al llegar a la adolescencia los cambios hormonales hicieron su trabajo y sin cambiar mis hábitos de alimentación, bajé de peso. ¡Ah, divina juventud! Podía comer de todo sin ninguna consecuencia en mi talla o en mi cintura (¿se nota que la extraño?); y si hacía dieta, porque no falta alguna amistad o pariente lejano que te dice “como que estás muy repuestito”, con ponerme a brincar y correr unos días y no comer “chunches”, estaba nuevamente en forma. Pero el tiempo es implacable con todos y nuestro metabolismo se vuelve más lento, somos menos vanidosos porque ya no estamos tratando de conquistar a alguien y nos vamos descuidando. ¡Muy mal por nosotros, tache!

México es el segundo país con el mayor número de personas con sobrepeso, lo que genera más problemas de los que parece; si bien la parte estética es importante, deberíamos interesarnos más en la salud y reflexionar que sin salud no hay belleza. Las consecuencias que provoca esta mala alimentación, provocan: diabetes, desgaste en huesos y problemas cardiacos en gente cada vez más joven; los niños también se enfrentan a problemas de peso, a la consecuente discriminación, el “bullyng” y el estigma al ser tachado en la escuela como “la gorda”, a la baja autoestima y a la depresión. Entre los adultos no cambian mucho las cosas; como por arte de magia le quitamos todas las características, valores y cualidades a una persona y pensamos en ella como alguien “gordo”. ¡Qué terrible! ¿Qué vamos a hacer? ¿Por dónde empezamos?

Afortunadamente, hoy contamos con mucha más información para orientarnos sobre este asunto. Pero nada sirve si uno no está dispuesto a llevar a cabo en su vida algunos cambios. Seguramente te preguntas: ¿entonces ya no volveré a comer un taco de carnitas o a tomarme un refresco? ¿tengo que renunciar de por vida al arroz con leche o a los tamales de piña? No, la respuesta es no, lo que debemos hacer es cambiar nuestros hábitos sin que eso signifique comer exclusivamente “comida de dieta”. Se fracasa en el régimen precisamente por una mala planeación de la misma, por hacerla extrema, por prohibirse el comer una rebanada de pastel el día de su cumpleaños. Hacer una dieta para bajar de peso no es sinónimo de matarse de hambre, ni de sólo comer lechugas. Comemos para satisfacer el hambre, pero aprender a comer implica saber nutrirnos para que todo en nuestro organismo funcione correcta y balanceadamente, pues ante la falta de un nutriente, podríamos afectar otras partes de nuestro cuerpo, por ejemplo, una dieta donde se suprimen drásticamente los lácteos, tendrá un efecto negativo en los huesos, si no se toma calcio; partes de nuestro cuerpo en las cuales no reparamos al hacer dieta, como el pelo o nuestra piel, están en riesgo de perder su brillo y lozanía, respectivamente, si no tomamos vitaminas y complementos alimenticios. Y no vamos a desarreglar nuestro cuerpo ni por dentro ni por fuera, ¿verdad?

A continuación, te voy a dar unos tips para que juntos podamos iniciar este nuevo estilo de vida con más facilidad.

No te presiones: perder peso no es una competencia, ni tampoco es recomendable perder kilos tan rápidamente. Recuerda que cada organismo es diferente y son muchos los factores que influyen en el metabolismo (edad, sexo, ritmo de vida, estrés, etc.) para adelgazar. Nadie te exige una fecha límite. Tampoco revises tu peso cada quince minutos. El organismo comienza a perder peso después de quince días de régimen, aproximadamente.

Informa: avísale a tus familiares, amigos y compañeros de trabajo que estás a régimen, pero también pídeles ayuda para que se solidaricen contigo y no te lleven tentaciones, pero no permitas el chantaje de quien te ruega que comas algo que no debes. El respeto a tu dieta te servirá para saber quien se preocupa por ti. ¡Hasta podrías inspirar a alguien más a bajar de peso!

No pontifiques: una persona a dieta que critica a los demás por no estarlo, no es nada agradable. Explica que estás a dieta, pero no sueltes una cátedra que inicie con un: “tú también deberías”. Además de peso, corres el riesgo de volverte insoportable y perder amistades.

Relájate: sí, muchas personas al hacer dieta se tornan nerviosas o irascibles, pero esto sólo provocará riñas y que después te sientas mal por tu comportamiento. Respira profundo y cuenta hasta diez millones.

Muévete: hacer ejercicio es el mejor complemento de la dieta, pero debes encontrar el que más te guste o terminarás abandonándolo. Investiga y prueba cuál va más con tu personalidad.

No te vuelvas “light”: necesitamos comer de todo un poco para estar sanos, el problemas son las cantidades enormes de alimentos que no procesamos tan rápidamente y que no nutren. Algunos productos llamados “light” pueden no tener azúcar pero estar llenos de carbohidratos. Este tipo de alimentos deben usarse esporádicamente, no como alimento del diario. Si disminuyes la ingesta de refrescos, de harinas blancas y de alimentos altamente grasos, el resto de tu alimentación se vuelve ligera. Si tienes antojo de algo dulce, es preferible comer fruta, pues los sustitutos del azúcar no facilitan la pérdida de grasa; irónicamente, si dejas de consumir grasa, tu cuerpo producirá más para tener reservas. El aceite de oliva es la mejor opción, sustitúyelo por el aceite de maíz, la mantequilla, la manteca y la margarina.

No hagas tu dieta aburrida: quitarte algunos alimentos no significa que debas comer desabrido, ni lo mismo todos los días. Contamos con una gran cantidad de especias para sazonar, no las olvides. Investiga y sé creativa a la hora de cocinar para que tu comida siempre tenga buen sabor, se te antoje y haga que te olvides que estás a dieta.

No te culpes si fallas: a veces el hambre nos traiciona y nos damos un atracón. Si te ocurre, no te enojes contigo, nadie somos perfectos. Si crees que vas a caer en la tentación, ten siempre a la mano verdura (pepinos, zanahorias, etc.), fruta picada o semillas (almendras, nueces). Toma agua, distrae tu mente con un libro o con música.

Una vez que llegues a tu peso, si no quieres sufrir el temido “rebote”, no vuelvas a comer como lo hacías antes. El “rebote” es el resultado de regresar a los mismos malos hábitos

He dejado para el final lo más importante, lo que casi nadie hacemos antes de iniciar una dieta: ir con un nutriólogo. En lugar de gastar miles de pesos en productos milagro que no están avalados por instituciones de salud confiables, o de inscribirte al mejor gimnasio en la clase de yoga aérea, es mejor ir con un doctor para que nos valore y nos indique cómo y qué debemos hacer para perder peso. El nutriólogo es como un terapeuta, un consejero, un amigo en el cual puedes confiar porque está capacitado para orientar y supervisar los avances en tu dieta.

Pues bueno, manos a la obra, yo voy a comenzar hoy mismo. ¿Y tú?

--- por Alberto Gonze @demoniopurpura

Friday, May 13, 2011

LA EVOLUCIÓN MEXICANA ESTÁ EN MARCHA.

A Javier Sicilia

Si todos estamos hasta la madre es porque está dando a luz una nueva conciencia colectiva entre nosotros: evolución.

Evolución es cuando una masa crítica logra transformar la realidad del Estado de las cosas. Un cambio de mirada, en conciencia, altera el estado de las cosas. Es alquimia social.

No es de extrañar que sea un poeta quien está encarnando, y poniéndole voz, al clamor ciudadano. La melodía ya estaba en el aire de todo México: sólo faltaba que llegara el poeta a traducirlo en palabras simples. Es inevitable: cuando el poeta mira a la gente, la gente se refleja en la mirada del poeta.

La palabra se reivindica cuando emerge del dolor profundo del colectivo. La evolución es un Estado del corazón.

Uno que cambia la mirada, renace.

Uno que ríe ante la adversidad. Uno que llora de alegría. Uno que abraza el dolor ajeno. Uno que perdona lo imperdonable. Uno que se reconcilia con su espejo. Uno que ama su lado oscuro. Uno que puede ver su reflejo en el prójimo. Uno que escucha lo que no se dice. Uno que habla desde el silencio. Uno que confía en el milagro de la vida. Uno que cree en sí mismo. Uno que crea en beneficio de todos. Uno que se responsabiliza de su metro cuadrado. Uno que abre su corazón para entregar lo mejor. Uno que recuerda su misión galáctica. Uno que honra a sus ancestros. Uno que logra transmutar la muerte en trascendencia. Uno que honra la tierra sagrada donde renace el sueño original. Uno que pone en paz su dualidad. Uno que abre las alas para compartir el vuelo del águila real.

Uno que abre los ojos por dentro, evoluciona.

Desde tiempos inmemoriales la evolución mexicana está en marcha: estamos llegando a la tierra prometida.

Un honor estar presente. Y ser uno más.


--- por Santiago Pando @SantiagoPando

Monday, May 2, 2011

¿Cómo hacer aterrizar al piloto? O ¡Corre por tu vida!

He aquí la continuación del post anterior "Pesadilla en la calle de la superación personal".

Un par de meses después del inspirador seminario “Nuevo horizonte”, estaba yo en mi oficina, concentrándome en no distraerme, cuando recibí una extraña llamada.

-Hola Martha. Soy Aerolano Altosvuelos (obviamente, nombre ficticio para proteger su identidad y mi vida).

-¿Aerolano?” ¿Eres de los de cobranza de American Express?

-No, no. ¿No te acuerdas de mi? Soy EL PILOTO.

-¡El piloto! Claro. ¿Cómo has estado?

-Antes de contestar tu pregunta, quiero hacerte otra. ¿Cómo cambió tu vida el seminario que tomamos?

- Hombre, pues así que tú digas, qué bárbaro, qué cambio, pues no. Tal vez ahora cuestiono un poquitín más a la autoridad antes de acabar por obedecer, pero fuera de eso….

-Ese curso cambió mi vida. La CAMBIÓ por completo. La cambió para siempre. Para empezar, me estoy divorciando.

-¿QUÉ? No te lo puedo creer. ¿Te estás divorciando de tu mujer, esa que te gustaba tantísimo? (evité comentar sobre su persistente deseo de copular con ella en público).

-Me di cuenta de que no era para mi. Me di cuenta de que todo fue una pasajera ilusión. Una quimera. Un espejismo. No fue fácil. De hecho, te estoy hablando del ala psiquiátrica del hospital ABC. Tuve un colapso nervioso. Un breakdown, que le llaman. Pero cuando salga, ¿te puedo invitar un café?

Piensa. Piensa. Piensa. Piensa. Eres casada. No. Ya sabe que no. En realidad, eres hombre. Hum. Tienes hongos en los pies. PIENSA. Una excusa. Rápido.

-Ehhh, esteeeee, eeeeee…..

-¡No se diga más! Cuando salga, te llamo. Gracias por escucharme, preciosa. Acabo de comprobar que la conexión que sentí contigo no estaba sólo en mi imaginación.

¿Conexión? ¿Cuál conexión? Cruzamos a lo mucho 10 palabras en el curso, casi siempre cuando él soltaba a su mujer para tomar aire. Y además, una no se siente demasiado inclinada a salir con alguien que le acaba de llamar desde el ala psiquiátrica del hospital ABC, o CDE, o el que sea. Hubiera preferido que me llamara el emo. Es más, hubiera preferido que me llamara el HIJODELAGRANPUTAQUELOVIONACER, que seguro fue quien le dio mi teléfono.

En aquél entonces, una de las cosas que no logré cambiar con el seminario “Nuevo horizonte” (aunque ya voy mejor) fue mi enorme dificultad física y emocional para decir simplemente “no”. Por eso, cuando el piloto llamaba (y llamaba sin tregua ni piedad), yo inventaba millones de razones por las cuales me era VERDADERAMENTE IMPOSIBLE verlo:

“Tengo una uña enterrada y no puedo caminar”.
“Me sacaron las muelas del juicio y estoy deforme”.
“Tuve un brote espontáneo de sarna tropical”.
“Me atacó la conjuntivitis aguda”.
“Insolación”. “Herpes”. “Fiebre aviar”. “Dengue hemorrágico”. “Insuficiencia renal”.

Ya casi se me estaban acabando los pretextos, cuando tuve la suerte de tener uno de verdad:

-Martha, habla Aerolano. ¿Estás mejor de tu acné post juvenil? ¿Ya te atreves a salir a la calle?

-Sí. La dermatóloga no sabe ni qué fué lo que pasó, pero ya con los peelings y las lociones voy mucho mejor.

-Entonces….¿vienes a cenar conmigo mañana?

-“Aerolano, ahora sí que no me lo vas a creer, pero me voy a Oaxaca a una boda”.

-¿A Oaxaca? Es bellísimo. ¿Ya has ido?

- No, es la primera vez.

-¿Y en qué vuelo te vas?

(Por qué razón no presentí los acontecimientos subsecuentes en ese preciso momento, nunca lo entenderé)

-No sé. Mi amiga Adriana, la que tomó el curso conmigo, fue la que compró los boletos. Nada más sé que salimos muy temprano.

-Ahhh, me acuerdo muy bien de Adrianita. Salúdamela mucho y disfruten Oaxaca. Te llamo la semana que viene.

-¿Pooor?

-Hasta entonces.

Al día siguiente, muy temprano en la madrugada, estabamos Adriana y yo en la sala de espera del aeropuerto, entregadas a lecturas profundas (Vanidades y Cosmopolitan), cuando mi amiga levantó la vista y con voz entrecortada me dijo:

-Martha…..el piloto….el piloto.

_¿Cuál de todos?

-Mensa….TU piloto. Viene derechito para acá.

-NOOOOOOOOOOOOOOO. Bueno, calma, después de todo es piloto. Es lógico que esté en el aeropuerto, ¿no? No me digas que es el piloto de nuestro avión. No, no puede ser, sería verdaderamente….

-“Hola Martha…Adriana…buenos días”.

Trémulamente, contesté:

-Buenos días, Aerolano. Qué casualidad ¿verdad? ¿VERDAD?

Adriana se sumergió en el cosmopolitan y me abandonó a mi suerte. Le pregunté al señor Altosvuelos a dónde se dirigía y con terror escuché las palabras: “A Oaxaca, linda”.

-¿Eres el piloto de nuestro avión?

-No. Vengo de pasajero.

-¿Y el atuendo? ¿Por qué vienes vestido de piloto?

-Eh…eh…es que así me puedo subir gratis ¿Quieren un café?

¿Un café? ¿Quería un tequila, un valium, una pistola. Quería que apareciera su ex mujer y les diera por copular en público otra vez. Quería que lo viera su supervisor y le dijera que el piloto González había faltado y lo tenían que mandar a Kuala Lumpur.
Quería todo menos que este personaje se nos pegara y pretendiera ir a turistear y luego a la boda de mis amigos. Quería preguntarle al HIJODELAGRANPUTAQUELOVIONACER que de dónde demonios había conseguido este hombre mi teléfono.

Mientras Aerolano, muy amablemente hay que admitir, fue por nuestros cafés, Adriana me advirtió que tendríamos que escapar del piloto a como diera lugar, porque si se nos unía, ella iba a emprender la graciosa huída. Yo le dije “Pero pobrecito” y ella replicó “Pobrecito ni madres. Es un acosador profesional. Ahora que si te da tanta lástima, paséalo tú”. “No, no, no, tienes razón. Acosador profesional. Asesino serial en potencia. Y además, es idéntico a Droopy”.

Al abordar, Aerolano, muy en su papel de pilotopasajero, saludaba a todos fila por fila, tocando ligeramente su gorro con la mano, a modo militar, y diciendo:
“Buen vuelo…buen vuelo….buen vuelo…buen vuelo”.

Adriana, la reencarnación de Nostradamus, se volteó y le dijo a la señora sentada junto a mi:

-Señora, en breves momentos aparecerá un piloto pidiéndole cambiar su asiento con el de él. POR NINGÚN MOTIVO Y BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA SE CAMBIE DE LUGAR”.

La señora, apenada, dijo tímidamente:

-Pero…¿qué le digo?

-Lo que sea. Lo que sea.

Dicho y hecho, instantes después:
-Señora, si me permite, conozco a estas señoritas y me gustaría sentarme junto a ellas.

La señora, en un arrebato de genialidad, le dijo que estaba muy apenada pero que era extremadamente supersticiosa y que jamás se movía del asiento que le había tocado. Aerolano tocó su gorro, se despidió con otro “buen vuelo” y se fue a la última fila.

Durante el trayecto nos dedicamos a planear cómo ibamos a brincar de la fila 16 a la 1, salir corriendo, atacar la banda de equipajes y volar hacia la salida. Con todo y todo, yo me estaba sintiendo muy apenada con Aerolano pero no podía dejar de pensar en las 10,000 formas de perderlo en el aeropuerto de Oaxaca.

Aterrizamos. Brincamos. Corrimos. Corrimos más. Agarramos las maletas. No eran nuestras. Las devolvimos. Ahora sí, estas son. Corrimos. Corrimos más. ¿Sus comprobantes de equipaje? Dónde están los comprobantes? Los tienes tú. No. Los tienes tú. ¿COÑO,DÓNDE ESTÁN? Aquí están. Taxiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Nos dio tiempo de ver a Aerolano waving goodbye y gritando “¿En qué hotel estáaaaaaan?

Lo peor del caso es que me tardé horas en sacudirme la culpa que me dio. ¿Lo invite? No. ¿Entonces? ¿Por qué me sentía como Cruela de Vil, como la madrastra de la cenicienta, como Catalina Creel? Me imaginaba a Aerolano, con aquél calorón, enfundado en su flamante uniforme de piloto, sentadito en una pirámide, buscando el teléfono del ABC.

Nunca volví a verlo. Me llamó una última vez para decirme que Adriana era una bruja (jajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja) y que estaba seguro de que, de no haber estado ella, hoy seríamos muy felices.

Colgando con él, me inscribí al fructífero curso “Aprenda a decir que no sin culpa”. Después de todo, una tiene que seguir en este camino de la superación personal, ¿o no?

--- por Martha Soler @cholechita @estrogeno3